"Los primeros bomberos eran auténticos héroes. Se enfrentaban a los incendios con una escasez de medios que asustaría a los más valientes. Sin cuerda, ni guantes, ni protección contra gases". Francisco Javier Granda recoge en su obra "El Cuerpo de Bomberos de Gijón. 125 años luchando contra el fuego", las historias, anécdotas y la evolución de esta unidad creada en 1890. "La evolución es espectacular. Antes los bomberos, hasta los años 40, eran amateurs, tenían ocupación municipal y luego la de bombero. Su sustento era el oficio de albañil o carpintero, por poner dos ejemplos", dijo Granda ayer en la presentación del libro en el Parque de Bomberos en Roces, en un acto que presidió la alcaldesa de la ciudad, Carmen Moriyón, y al que acudió el concejal de Seguridad Ciudadana, Esteban Aparicio.

De una plantilla inicial que superaba escasamente los 30 efectivos, se ha pasado a día de hoy a una que los triplica. "Ahora son personal municipal altamente cualificado, con un protocolo de actuación riguroso y gente que sabe muy bien cómo desarrollar su trabajo", recuerda Granda, para explicar con un ejemplo cuál fue el mayor avance vivido en el Cuerpo de Bomberos: "En los años 80 los trajes no eran ignífugos. El Ayuntamiento los intentó comprar, pero no lo hizo porque eran muy caros. Y andaban con trajes de tergal que se inflamaban. Fue muy importante el cambio porque ahora trabajan con trajes que no se incendian, con protección al calor, frío y agua, y con un sistema de respiración. La evolución técnica en todos los sentidos ha sido abismal".

Hasta el año 1916, es decir un cuarto de siglo después de su fundación, no contaron con un vehículo oficial, que llegó desde Inglaterra. "Era un carro tirado por caballos", comenta Granda, que añadió que hasta ese día tenían que "transportar los útiles ellos mismos".

En el capítulo dedicado a los personajes, el autor del libro quiso detenerse en la figura del arquitecto municipal de mitad del siglo pasado, José Avelino Díaz. "Le correspondía llevar la dirección del cuerpo de bomberos. Se interesó y se formó y fue el que dio forma al Parque de Bomberos y fue decisivo en la profesionalización de su plantilla".

Por fortuna, en los 125 años de vida del Cuerpo de Bomberos no hubo que lamentar ningún incidente importante, pero sí que los efectivos de la ciudad participaron en una intervención considerable en Cantabria. "En el año 1941 hubo un gran incendio que destrozó tres cuartas partes de Santander, y se dirigieron hasta allí efectivos de Gijón, Avilés y Oviedo. Y para ellos fue una verdadera epopeya llegar hasta allí con los medios que tenían", concluye Granda.