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La estación elevada de Marín

El veterano arquitecto sugiere para el plan de vías una solución en superficie con dos puntos de acceso y embarque comunicados por pasillos rodantes

A la izquierda, plano de la instalación del proyecto. Sobre estas líneas, diseño de la columna que sostendría el pasillo rodante.

Ajeno a las disputas entre el Ministerio de Fomento, Principado de Asturias y Ayuntamiento de Gijón sobre el planteamiento más adecuado para el plan de vías hay quien, en su tiempo libre, opta por asesorar y discurrir, altruistamente, una solución barata y atractiva al conflicto. Es el caso de Mariano Marín Rodríguez-Rivas (Gijón, 1926), arquitecto jubilado a punto de convertirse en nonagenario que considera prioritario e imprescindible que la estación esté en la superficie y los puntos de acceso y embarque sean equidistantes.

"En una ciudad a nivel del mar como Gijón es absurdo que la estación sea soterrada por el riesgo continuo de inundación", asegura Mariano Marín quien propone una alternativa elevada y fundamentada en pasillos rodantes bidireccionales. "Cualquiera de las soluciones en superficie, son mas fáciles de construir, mantener y reparar", considera.

Mariano Marín parte de dos premisas irrenunciables para su propuesta. Por un lado, la estación debe estar emplazada en un lugar fácilmente accesible del centro de la ciudad con un alcance peatonal para el mayor número de personas. Por otro, la traza de carriles y las estructuras complementarias del ferrocarril, deben ser compatible con la actividad cotidiana del ciudadano, "no debe sentirse amenazado en su seguridad ni incomodado por ella", explica.

"El acceso es el edificio en el que se realizan todas las gestiones de información, compra de billetes, facturación, reclamaciones... Acoge al viajero y le prepara para que pueda embarcarse en el ferrocarril que le corresponde, hasta pasar por un control abandonando el edificio de acceso y gestión", indica Marín. En cambio, el embarque debe cumplir otra función. "Acoge al clasificado usuario, le entretiene en la espera y le encamina al punto de embarque en el momento oportuno, en el que las vías son protagonistas", revela. "Como la función es la espera, la toma de contacto con los vagones y su distribución en los mismos debe estar en un punto suficientemente lejano", apostilla Marín.

La propuesta consiste en una estructura elevada, sobre sucesivas columnas en todo su recorrido, bajo la que se mantendría la continuidad de la parcela a la vez que la accesibilidad totalmente controlada a lo largo de la misma. "Esta galería contendría dos pasillos (ida y vuelta) para quienes prefirieran caminar parte o todo el recorrido y dos pasillos deslizantes, cuya velocidad de desplazamiento está comprendida entre 0.65 y 2 mts/seg. El tiempo empleado en alcanzar el embarque sería de 12 minutos, a los que se sumaría el tiempo ganado si se opta por caminar", detalla Marín que aventura otro posible uso en el futuro. "Estos pasillos podrían ser utilizados, habilitando los correspondientes accesos para la estación de autobuses, que tendría en el edificio de la estación su gestión de billetes", mantiene.

Con los estudios realizados por el arquitecto gijonés "se respetaría la casi totalidad del suelo de la parcela que sería compatible para otros usos", avisa. "Es una visión moderna, pero así funcionan los aeropuertos de la mayor parte del mundo, en distancias que llegan a ser superiores a los mil metros. Y así sería razonable que funcionara la estación de ferrocarril de Gijón", concluye.

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