El Centro Asturiano de La Habana en Gijón cierra hoy las puertas de sus instalaciones de Mareo y Begoña tras haber entregado formalmente sus llaves al Grupo Covadonga. Aunque quedan pendientes de resolver de forma definitiva algunos de los procedimientos judiciales relativos a la fusión entre ambas entidades, la representación legal de la sociedad de Mareo da por hecho que tiene ganados todos los frentes legales y entiende que ha llegado el momento de formalizar por completo la entrega de las propiedades al Grupo. Todo indica que la directiva grupista, reacia a la fusión, no tomará por ahora las instalaciones del Centro, que permanecerán cerradas.

Pero no se queda ahí la ofensiva. Se ha creado una Asociación de Antiguos Socios del Centro con la intención de reclamar en el juzgado -como medida cautelar mientras se resuelven los últimos pleitos que quedan abiertos- que todos ellos sean admitidos como socios del Grupo y puedan participar en las próximas elecciones de la entidad. "Si no ocurre así, las impugnaremos", anunció Alejandro Alvargonzález, abogado del Centro Asturiano, que compareció ayer junto a su socio de bufete, Sergio Robledo, y a Marco Antonio Tuñón, "último presidente" de la entidad de Mareo, en una reunión informativa a la que acudieron decenas de socios del Centro y del Grupo Covadonga. No pocos manifestaron sus quejas porque se vayan a cerrar las instalaciones de Mareo y Begoña y, a la vez, se les vaya a seguir pasando el recibo de socios para que, entre otras cosas, la entidad siga pagando el sueldo de sus tres trabajadores.

Tuñón y Alvargonzález defendieron el cierre de las instalaciones hasta que el Grupo se haga cargo de ellas. "Es el momento de presionarles, con sentencias de la Audiencia Provincial a favor de la fusión y una modificación del reglamento que hará que el Registro de Asociaciones ya no pueda negarse a inscribir nuestra baja. El plazo que estimamos para que todo quede resuelto es de dos, tres o cuatro meses", señaló Alvargonzález, que añadió que "si no cerramos ahora, el club igual tendrá que hacerlo en ocho o nueve meses, pero no para entregárselo al Grupo, sino siguen causando baja socios y la fusión nos impide inscribir nuevos".

Se refirió así a que, de no hacerlo ahora, la delicada situación económica podría forzar al cierre en un futuro. "Todavía no hay problemas de tesorería, pero estamos al filo de la navaja", explicó Tuñón, que calcula en "11.000 euros al mes la diferencia entre tener las instalaciones abiertas o cerradas". Más unanimidad entre los socios hay en exigir su participación en las elecciones grupistas. "Tenemos que hacer todo lo posible para votar y que no gane ningún delfín del actual presidente, como su secretario Armando Menéndez", proclamó un socio presente entre aplausos. Ven cerca el final de una operación que parece eternizarse.