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AIDA SANDOVAL | Acaba de publicar la novela "La luz de mi propia sombra"

"No soy ninguna de las dos mujeres de mi novela, todas tenemos mezcla de ambas"

"Me ha gustado siempre mucho leer y escribir, pero por un cierto pudor sólo escribía para mí sin guardar las historias en el cajón; las rompía"

Sólo ahora, después de años de callados trabajos -sin dejar leer a nadie lo que iba escribiendo mientras robaba horas al descanso-, ha querido exponerse a la mirada pública. La gijonesa Aida Sandoval (1978) acaba de publicar "La luz de mi propia sombra", una ficción novelada que, como ella misma explica, le fue creciendo hasta ocuparle un año de su vida. La autora trabaja en la farmacia veterinaria de la Cooperativa de Agricultores de Gijón, pero se recuerda como alguien a quien le han interesado desde siempre las historias, la literatura. Una vocación de la que ha extraído su primer libro.

-¿Cómo surgió "La luz de mi propia sombra"?

- La novela fue surgiendo casi sola, a partir del personaje de Helena. Es una persona atormentada, entre comillas, por la infancia. Me preocupan las noticias crecientes por acoso escolar, porque cuando yo era niña sí había riñas entre nosotras, pero no se llegaba a los extremos de ahora. Luego salió Lucas, el otro personaje, y la novela fue creciendo. La historia de Helena está contada desde la infancia a la madurez, y la de Lucas a la inversa.

-¿La novela se plantea desde esa preocupación por el acoso?

-No, no. Es algo que me llama la atención. Leo el periódico y me parecen tremendas algunas cosas. Resulta terrible que seamos capaces de hacernos tanto daño.

-¿La vocación de escritora?

-Me ha gustado siempre mucho leer y escribir, pero, tal vez por un cierto pudor, escribía para mí sin ni siquiera guardar los textos en el cajón; los rompía. Cuando era niña me gustaban más los cuentos inventados a partir de cosas reales, que los tradicionales Y también me han preocupado las relaciones personales, cómo el pasado influye en nosotros.

-¿Ha dedicado mucho tiempo a esta novela?

-Un año. Aunque por mi trabajo no puedo dedicar mucho tiempo a la escritura, dos o tres horas diarias. Soy también lectora. Me gusta escribir todos los días. Por desgracia, no siempre puedo.

-¿Es su primera novela?

-Es la primera novela acabada. Hubo intentos anteriores, que no prosperaron. Ahora estoy con otra historia, distinta. El problema es que al ser una autora desconocida, no es fácil publicar. En este caso, por ejemplo, me han pedido que aligerara el texto aquí y allá para dar con las pautas editoriales.

-¿Y la rivalidad entre las dos mujeres de la novela?

-Por observación de las noticias. He querido un tono desenfadado.

-¿Cuánto hay de biográfico en esta obra?

-La verdad es que no hay mucho. Me lo ha dicho algunas personas que han leído el libro: ¿tú quién eres, Helena o Miranda? Ninguna de las dos, aunque creo que todas las mujeres somos una mezcla de ambas. No obstante, hay más ficción que otra cosa.

-¿Con qué está ahora?

-Estoy escribiendo otra novela que transcurre en Gijón, en 1989, cuando se inauguró el primer tranvía. La ciudad crecía, se desarrollaba, aunque todavía existía un mundo de relaciones casi medievales. Entrelazo varias generaciones.

-¿Qué es para usted la literatura?

-Es una parte fundamental de mi vida. Uno de mis grandes placeres es sentarme en el sofá con un libro, una manta y un té. Y estoy descubriendo que también me gusta que me lean, superando el miedo.

-¿Por qué ese temor?

-Por inseguridad al creer que lo que has escrito no es suficientemente bueno.

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