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Un parque central cerca de Corrida

Gijón gana 46.000 metros cuadrados de zonas verdes con la transformación en una gran pradera de los terrenos ferroviarios entre El Humedal y El Parrochu

La próxima apertura al público de la zona verde habilitada (por ahora provisionalmente) entre El Humedal y el antiguo paso a nivel de El Parrochu, de 46.000 metros cuadrados de superficie, añadirá un parque a la zona centro de Gijón y a unos doscientos metros de la calle Corrida. Pero, además, permitirá acercar significativamente, a pie, la zona de la carretera de la Vizcaína con el barrio del Carmen, a través de la calle de Joaquín Alonso Bonet. El parque es provisional, a la espera de que "resucite" o no el por ahora "fallecido" plan ferroviario local.

La nueva gran zona verde puede considerarse la heredera de los paseos abiertos merced al llamado "Plan de mejoras" que Gaspar Melchor de Jovellanos remitió al Ayuntamiento de Gijón en 1782, con el objeto de racionalizar el urbanismo futuro de la villa y sanear los terrenos de El Humedal.

A finales del siglo XVIII Gijón carecía casi por completo de zonas verdes públicas, salvo el Campo Valdés, antesala de la iglesia parroquial Mayor y Principal de San Pedro Apóstol. Pero los paseos no duraron muchas décadas. Una parte fue arrebatada para la construcción de las fortificaciones (nunca terminadas al completo) diseñadas a propósito de la Primera Guerra Carlista (1833-1840), y otra, por la llegada del Ferrocarril de Langreo a mediados del siglo XIX.

De hecho, bien mediada dicha centuria la villa apenas tenía zonas verdes públicas. Así lo constata, por ejemplo, Estanislao Rendueles Llanos en 1867 y en su obra "Historia de la villa de Gijón. Desde los tiempos más remotos hasta nuestros días", cuando escribió: "Los paseos públicos son el muelle, y ante-puerto, sobre pavimento de losas y en una gran extensión: el de la calle Corrida (...) la alameda y jardines de Valdés, notablemente mejorados desde 1857". También menciona Rendueles Llanos jardines en Begoña y "el de la estación de ferrocarril de Langreo".

Algunos años más tarde, Julio Somoza de Montsoriú y García Sala, que sería cronista oficial de la villa de Gijón, publicó un extenso artículo en "El Productor Asturiano", el 13 de diciembre de 1876, a modo de catálogo crítico de las mejoras que, a su entender, debía emprender el Ayuntamiento para el amejoramiento de la villa y el bienestar de los gijoneses.

En dicho artículo se puede leer: "El paseo de Begoña, mejorado recientemente (se construyó una vez eliminadas las fortificaciones que ceñían la trama urbana local), carece de firme en su calle central, a no ser que por tal se entienda, la cal, arena y escombros echados al buen tun tun; no se encuentran jardines ni alamedas que saneen y vivifiquen el viciado aire que allí se respira; y las talas, que no podas, del arbolado en las carreteras de Oviedo, Ceares y Somió, dicen bien poco en favor de la comisión de arbolado".

Antes de que finalizase el siglo XIX, cuyo último tramo significó el despegue industrial y comercial de Gijón, la villa ya tenía algunos espacios verdes de uso público. Además del paseo y jardines de Begoña y el Campo Valdés, la plaza de La Estacada (Instituto), la plaza de San Miguel (comprendida en el llamado Ensanche del Arenal), con su elegante trazado elíptico y jardines centrales, los paseos del Velódromo y de Juan Alvargonzález (la actual plaza de Europa) y los jardinillos de la Reina, al lado de la dársena de La Barquera. Y poco más, salvo la zona ajardinada de Los Campos Elíseos (de propiedad privada), donde se celebró la Exposición Regional de 1899.

Para los niños

A pesar de que los gijoneses de principios del siglo XX estaban más ocupados en levantar fábricas, talleres y muelles portuarios debajo de la Campa Torres que en construir zonas verdes para el solaz del vecindario, bien es cierto que Gijón fue donde se hizo el primer parque infantil de recreo de Asturias, el que actualmente lleva el nombre de Calixto de Rato, situado en la parte alta de La Calzada.

Fue idea de la Sociedad de Cultura e Higiene de La Calzada Alta el construir un parque infantil en aquella zona industrial de Gijón, con el apoyo del diario gijonés "El Pueblo Astur". Para que el proyecto pudiera llevarse a cabo cedieron desinteresadamente los terrenos para el parque Félix Costales y José Ménendez Álvarez. Por fin, el 29 de junio de 1915 se inauguró el parque infantil, acto al que, según las crónicas de la época, asistió "un gentío inmenso". Incluso Emilio Robles Muñiz (Pachín de Melás) compuso un poema dedicado a los "neños de La Calzada".

Después de la Guerra Civil se hizo el primer gran parque público de Gijón, el de Isabel la Católica. Pero ya es otra historia.

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