El año no acaba bien para los conductores de la ciudad. La reducción del margen de error en los radares fijos y móviles que el Ayuntamiento impuso en el mes de septiembre siguiendo las directrices de la Dirección General de Tráfico ha generado un aluvión de multas por exceso de velocidad. El cambio, del que no se alertó a los ciudadanos tal y como denunciaron en su día las asociaciones de consumidores de toda España, hace que desde después del verano los cinemómetros fotografíen a los conductores que superen los 53 kilómetros por hora en el casco urbano, en donde la velocidad máxima permitida habitualmente es de 50.
Las multas impuestas a la vuelta de las vacaciones han llegado estos días a los domicilios de decenas de gijoneses. Los sancionados han tenido que desplazarse en las últimas semanas a las distintas oficinas de Atención al ciudadano del Ayuntamiento para identificar en cada caso al conductor que llevaba el vehículo en el momento en el que se produjo la infracción. "El radar me pilló a 55 kilómetros por hora y a esa velocidad antes no solía saltar", señaló ayer uno de los gijoneses sancionados a la salida de la Antigua Pescadería.
Lejos de negar el incremento de sanciones, desde la concejalía de Seguridad Ciudadana y Tráfico del Ayuntamiento reconocen que estos últimos meses tanto los radares fijos como los móviles que utiliza la Policía Local han detectado un "importante incremento" en el número de multas. Una realidad que fuentes municipales atribuyen tanto a la reducción del margen de error de los radares como al aumento de los desplazamientos que se registró a principios de este mes durante el puente festivo y con la previa de las compras de Navidad.
El año pasado los radares que se sitúan en nueve puntos fijos del casco urbano controlaron a 251.684 vehículos. En total se impusieron casi 5.000 multas, un porcentaje similar al que había registrado el área de Tráfico del Ayuntamiento años antes.
