Es uno de los arquetipos del gran villano y lleva más de cien años, desde que su creador Sax Rohmer publicó en 1913 la primera aventura, representando al malvado de orígenes asiáticos que conspira contra la civilización occidental y tiene en Sir Denis Nayland Smith, investigador de Scotland Yard, y en el doctor Petrie, a sus más eficaces adversarios. Ambos son capaces de desbaratar los más ruines y sofisticados planes destructores del calculador y muy inteligente personaje. Fu-Manchú, protagonista de varias novelas, cómics y películas (ha sido encarnado en el cine por Boris Karloff y Chistopher Lee), está aquí de nuevo. Su longilínea, críptica e hipnótica figura ha sido tomada por el profesor y escritor Juan J. Alonso, una de las firmas del Antonio Rico que escribe en LA NUEVA ESPAÑA, en su libro "El mundo volverá a saber de mí", una meditación sobre el mal que el autor tiene previsto presentar hoy, a partir de las siete de la tarde, en el Centro Antiguo Instituto. Estará acompañado por el periodista Pachi Poncela.

"Es un ensayo sobre el problema del mal", se dice en el prólogo de este ensayo editado por el sello asturiano Rema y Vive, donde se han publicado títulos de tanto interés como "La ventana indiscreta. Una poética materialista del cine", del filósofo Pablo Huerga Melcón. Gijonés de 1962, licenciado en Filosofía e Historia por la Universidad de Oviedo, además de profesor en el IES Doña Jimena y autor o coautor de títulos como la serie de libros relacionados con el cine y Grecia, Roma, la Edad Media y la Antigüedad, Juan J. Alonso parte de la opinión de que no hay tantas diferencias entre las llamadas "alta cultura" y "cultura popular". Algunas preguntas: "¿'Los Simpson' son 'alta cultura' o 'baja cultura'? ¿Y los "Beatles? "Este ensayo no es un revisionismo exaltado del cine "fumanchiano" ni un análisis minucioso del universo de Fu-Munchú, sino que se queda en un análisis exaltado de las películas en las que Fu-Manchú está interpretado por Christopher Lee y Boris Karloff", añade. Por cierto, el prolífico director de cine español Jesús Franco también se ocupó del supervillano ideado por Rohmer.

El personaje Fu-Manchú pertenece todavía a un mundo en el que los representantes del mal y del bien son nítidos, están diferenciados, aunque nos fascine con la misma extraña intensidad, pero de distinta manera, que otros malos de ficción, como Tony Soprano, según nos recuerda Juan J. Alonso. A su juicio, sin embargo, después de una serie como "Twin Peaks" (David Lynch y Mark Frost), las fronteras entre buenos y malos son más difusas. Y es la vieja pregunta que viene ocupando las páginas de numerosos pensadores: ¿puede existir un Dios todo bondad en un mundo de asesinos en serie o de villanos dispuestos a provocar el apocalipsis mañana mismo? Recuerden la desazón teológica que suscitó, en 1755, el terremoto de Lisboa.

"Fu-Manchú es el peor entre los peores, un jefe mafioso con una misión y recursos casi ilimitados que mata cuando cree que tiene que hacerlo y a veces cuando le parece que es bello hacerlo, no es incoloro y aburrido, no tiene problemas de ejecutivo y no necesita a la doctora Melfi", se afirma en este ensayo en el que el famoso personaje de lacio bigote queda convenientemente rescatado bajo el adjetivo "insidioso".