Un público fiel, nutrido por gentes sentimentales y entusiastas de distintas generaciones (todos tienen una anécdota que contar y una canción que cantar), acompaña a Víctor Manuel allí donde esté, sea un escenario o en la esquina de una librería a pie de baldas y en fila bien hecha. Ocurrió ayer en la Casa del Libro, en la gijonesa plaza de Italia, donde el cantautor mierense firmó sonriente y afectivo ejemplares de "Antes de que sea tarde" (Aguilar), que su autor ha descrito como unas "memorias descosidas". "La verdad es que no me esperaba esta respuesta", explicó a este periodista, después de recordar, entre afable y satisfecho, que este volumen del tiempo recorrido -algo así como una autobiografía hecha de hilvanes de la vida recordada- va por la segunda edición.

"Fue un libro que me encargaron y que, según iba escribiendo, me ha apetecido hacer así, con recuerdos un poco desordenados", explicó el artista, que parece vivir una segunda juventud ahora que se acercan los setenta años. Se le ve en buena forma y satisfecho de que esta incursión en la prosa esté cosechando elogios y críticas satisfactorias: "Lo que yo sé es escribir canciones, pero estoy contento con las buenas referencias que me llegan porque veo que a la gente le gusta". Daban fe algunas de las personas que aguardaban ayer en la plaza de Italia por unas líneas con dedicatoria. Víctor Manuel estará el próximo 4 de junio en el palacio de deportes "Adolfo Suárez", en La Guía, con su concierto "50 años no es nada": "Me acompañarán varios artistas, pero es muy pronto para dar nombres".