Ya hay una fecha estimada para el momento clave del periodo de transferencia de propiedad que vive la planta de amortiguadores de Tenneco del Alto Pumarín. La multinacional norteamericana ha anunciado que elegirá una de las dos ofertas de compra de la planta que hay sobre la mesa en el primer trimestre de 2016. Siempre sin dar los nombres de las dos entidades interesados, algo que la empresa esconde con especial celo, Tenneco informó ayer de "los elementos clave" de las dos ofertas a los otros integrantes de la comisión de seguimiento que controla el proceso, de la que forman parte tanto el comité de empresa como el Principado.

Los 116 trabajadores de la factoría gijonesa, que protagonizaron una lucha histórica con la que consiguieron revertir el cierre de la planta ejecutado por la multinacional norteamericana, están muy pendientes de los avances en el proceso de compraventa. El comité de empresa informó ayer al resto de la plantilla en una asamblea de todos los detalles aportados por Tenneco en la comisión de seguimiento.

Entre ellos, que la multinacional se ha comprometido a "nombrar un auditor independiente para verificar que los planes industriales de los potenciales adquirentes están en línea con el objetivo de la compañía de encontrar un comprador que ofrezca un futuro para la planta".

La compañía norteamericana se muestra optimista respecto al proceso de compraventa de la planta. "Ambos potenciales compradores han presentado una visión industrial clara, con unos objetivos para la planta y han solicitado el apoyo de Tenneco durante un periodo de transición de tres años", explican desde la firma de amortiguadores.

Asimismo, Tenneco explica cómo serán los siguientes pasos del proceso. "Una vez recibido el informe del auditor, se seleccionará un comprador potencial con el que continuará el proceso en exclusividad", señala en una nota oficial la multinacional. Será tras este paso cuando el comprador elegido por Tenneco pueda explicar su plan industrial al comité de empresa, que se encuentra en todo momento vigilante y demandando a los responsables de la compañía información sobre el proceso, aunque ésta llega muy dosificada ante la extrema discreción que ha decidido practicar Tenneco.

El cambio en la propiedad de la planta se pactó en el acuerdo firmado en 2014 entre empresa y trabajadores, conseguido tras el encierro de una plantilla que logró implicar a Principado y Unión Europea para evitar la deslocalización de la fábrica.