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Luis Acosta: "Volví a ser un pintor figurativo por la arquitectura"

El artista abulense, formado en Gijón, inaugura en Gema Llamazares su muestra "Entre dos aguas", con guiños locales

Luis Acosta, ayer, antes de inaugurar su exposición. JUAN PLAZA

No es un desconocido Luis Acosta en Asturias. Nació en Mijares (Avila) en 1952 y vive en Toledo desde hace años, pero, además de estar casado con una asturiana de Salinas y de que su hijo nació en el Principado, es un autor que se formó como artista en Gijón. Hay quien recuerda que estuvo a punto de ser ayudante de Nicanor Piñole. El pintor regresa casi cuatro años después de su última exposición en Gema Llamazares, su galería habitual, donde ayer inauguró "Entre dos aguas", una muestra en la que vuelve a hacer evidente su vocación viajera y el amor de su retina por dos paisajes y arquitecturas que conoce bien, las humedades cantábricas y el discurrir serpentino del Tajo a los pies de Toledo. "He vuelto a ser un pintor figurativo por la arquitectura, por los elementos arquitectónicos", aseguró ayer, poco antes de inaugurar una muestra que incluye varios guiños gijoneses.

Al igual que sucedía con "Postcard", la exposición que colgó hace cuatro años en Gema Llamazares, Luis Acosta reafirma en "Entre dos aguas" (título que no sabemos si viene inspirado por el popular tema de Paco de Lucía) esa vocación viajera y el giro figurativo (en realidad, una vuelta a sus inicios artísticos) que inició hace siete años. "Después de mucho tiempo embarcado en la abstracción, necesitaba respirar de otra manera y recuperar cosas que estaban en mi formación", explicó.

Lo cierto es que ese elemento arquitectónico que viene vertebrando la pintura de Luis Acosta estaba ya en algunas de la series que le dieron a conocer como artista, incluso en sus etapas como pintor abstracto. "Estaba ahí, por ejemplo en 'Los portones'", indicó. Su poderoso dibujo y la capacidad sintética de su visión son características de la obra en la que viene insistiendo en los últimos años: "La imagen está focalizada en el elemento arquitectónico y desaparece todo lo anecdótico, también la figura humana".

Luis Acosta ofrece en "Entre dos aguas" imágenes del Muro gijonés, incluida la Escalerona, además de la catedral de Toledo, de la casa de El Greco o de paisajes de Grecia, Jordania o Cuenca, con los correspondientes mapas de esas incursiones. "Son elementos complementarios, que vienen de mi época viajera, cuando necesitaba mapas", relató.

Sus obras, de distintos tamaños (monumental su extraordinaria visión de la catedral de Toledo), están dibujadas en general con grafito sobre lino y bases acrílicas. Sus dibujos crecen a partir de un sabio entendimiento de la retícula -también aquí del círculo- como elemento geométrico vertebrador. Y utiliza el color para armonizar cada una de sus obras, manchas que pueden entenderse como un resto querido de su etapa como pintor abstracto.

La exposición de Luis Acosta permite confirmar el original camino de un pintor que ha transitado por distintas tradiciones hasta dar con una propuesta original, sustentada en el dibujo de alta precisión y la mirada atenta.

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