En plena vorágine navideña recibo un whatsapp de LA NUEVA ESPAÑA: "Queremos dedicarle a Cristina Mitre la sección 'La figura de la semana' y que seas tú quien la escribas". Lo primero que me pregunto al leer el mensaje es qué habrá liado ahora la Mitre para merecer ese homenaje del periódico en el que ambas coincidimos como becarias hace dos décadas. Y escribo "liarla" porque eso es exactamente lo que hace esta gijonesa una y otra vez: tan pronto te organiza una quedada para mujeres 'runners' en el Retiro de Madrid como te escribe un libro (ya ha publicado dos) que acaba traduciéndose al chino o te da una clase de zumba en la sede holandesa de la Agencia Espacial Europea. ¡Como si no tuviera bastante con dirigir las ediciones española y portuguesa de la revista Women's Health! Pues bien: en esta ocasión, la que ha liado esta periodista de 38 años, férrea defensora de la vida saludable, es ni más ni menos que convertirse en embajadora de 'Gijón Ciudad Europea del Deporte 2016'. Que Dios pille confesados a los gijoneses, porque Cristina es capaz de ir llamando puerta por puerta, desde La Calzada hasta Somió, para que no quede ni un alma sedentaria en esta ciudad.
Esa es una de sus principales cualidades, la tenacidad. Tiene otras muchas. Por ejemplo, es solidaria: a través de Mujeres que Corren, su movimiento de running femenino, recauda fondos para la investigación de la leucemia infantil. Además, es una persona muy familiar: suele hablar mucho de su madre, Sagrario Aranda (quien inspira parte de los trucos de belleza recogidos en su blog The Beauty Mail, ya que Sagrario ha dirigido toda la vida, junto a sus hermanas, el centro de estética Aranda) y de su padre, Luis Mitre, ex directivo del Sporting. También está muy unida a sus hermanos, Luis y María, a su marido Jony Lawton y a sus suegros. Al retrato de Cristina añadiría, además, que es una mujer hiperconectada que maneja las redes sociales como nadie (sólo en Instagram tiene 43.000 seguidores). Y presumida: en la mesa de su oficina guarda una plancha para alisar su pluscuamperfecto flequillo antes de una reunión importante. Es una experta en hacer maletas en tiempo récord, virtud que le ha venido a fuerza de vivir a caballo entre Lisboa, Madrid y Barcelona. Pero si hay algo que a mí me gusta especialmente de ella es que se alegra de los logros de los demás, y eso no es fácil de encontrar en un entorno laboral como el nuestro, el de las revistas femeninas, el lujo y el glamour, donde las zancadillas y las envidias encuentran su caldo de cultivo ideal.
Hubo un antes y un después en la vida de Cristina. Fue el 4 de septiembre de 2009, cuando salió a correr por primera vez con el único objetivo de perder unos kilos. Se fue enganchando y de paso arrastró con ella a miles de mujeres, motivadas por su hastag #atopedepower, o sea, a tope de energía. Su fuerza de voluntad es tan firme que es capaz de aprovechar la hora de la comida para correr en un triste polígono (así lo hacía cuando trabajaba en la revista Elle), después asearse en la ducha del plató de redacción y seguir dándole a la tecla como si nada. Pero quien crea que esta periodista -licenciada en la Universidad de Navarra- es sólo es una obsesa del running es que no ha entendido nada. Como subraya en su segundo libro, 'Correr es vivir a tope de power', "no se trata del deporte, se trata de cambiar nuestras vidas". Porque sí, la vida de las mujeres de nuestra generación es mucho más difícil de lo que parece. Para ella, correr significa sentirte poderosa, ganar en autoestima, buscar tiempo para ti misma, batallar con los problemas, superar las frustraciones...
Por las vueltas que da la vida, en octubre de 2014, cuando a Cristina la nombraron directora de 'Women's Health', fui yo quien ocupó su puesto como directora de Belleza en 'Elle España'. En su antigua mesa, que desde ese momento pasó a ser mía, me dejó una nota en la que sólo ponía cuatro palabras: "A tope de power". Yo no corro, pero cuando me vienen mal dadas vengo a Gijón y le pido a mi padre que salgamos a caminar por los alrededores de Castiello de Bernueces. Esa es mi particular interpretación del mensaje de la Mitre: da igual que vayas despacio o rápido, el caso es que sigas dando pasos, por mucho que te cueste.
