El pintor gijonés Jesús Santoveña Palacio, uno de los máximos exponentes del realismo pictórico asturiano de las últimas décadas, falleció ayer a los 73 años de edad. Santoveña había nacido en esta ciudad en 1942 y su vida había estado plenamente dedicada al dibujo, su gran pasión, y a la pintura. Aunque abordó todos las técnicas pictóricas, lo mejor de su obra está en óleo.

El veterano artista, trabajador constante, tenía su estudio en la zona de Los Campos. Había estudiado perito mecánico en Madrid, donde tuvo grandes profesores de dibujo que dejaron mella en él, como Fernando Reguera y Pascual Tejerina. Ejerció como perito durante unos años en Duro Felguera pero su obsesión por la pintura le hizo crear un estudio propio. Sacó la oposición como profesor de Dibujo en la enseñanza pública, y durante muchos años ejerció magisterio artístico en la Universidad Laboral, hasta su jubilación.

Admirador de Goya, abrazó desde muy pronto la pintura realista. Durante una época rozó el hiperrealismo, pero tras reconocer que el trabajo con lupa es pernicioso para la vista, abandonó ese camino por temor a quedarse ciego.

Su primera exposición individual se mostró, cuando tenía 25 años, en Pola de Siero, municipio al que se sentía tan vinculado que durante años firmó los carteles festivos del Carmín y de los Huevos Pintos. Después llegaron decenas de muestras y numerosas distinciones que reconocieron su enorme talento.

Jesús Santoveña estaba casado con María Gloria García, que le había dado dos hijos varones, Severino y Jesús. Tenía cuatro nietos. Sus restos mortales serán incinerados en el Tanatorio Gijón-Cabueñes, a las ocho y media de esta tarde.