La magia lo vende todo en Gijón. La gran Gala Internacional que echa el cierre a la V Semana mágica de la ciudad ha pasado a tener en esta edición en un total de cuatro representaciones, y no ha habido una más "por falta de tiempo, porque la gente no se iba a enterar con tan poca antelación", sostiene el organizador de la Semana, el ilusionista asturiano José Armas.

Tal ha sido el éxito de la cita que "cuando salieron las entradas a la venta el pasado día 16 de diciembre, para el total de las cuatro galas, a las pocas horas ya no quedaban más que las filas de atrás del todo. Y desde hace días es ya muy difícil hacerse con una entrada; casi todo agotado en general", resume el promotor.

Las cifras no dejan lugar a dudas. Según la organización, los espectáculos que se realizan en la calle, en pleno paseo de Begoña, están teniendo una media de 1.500 espectadores cada tarde, y de cerca de 600 en horario de mañana. Sin contar "la carpa de Begoña destinada a los espectáculos para los niños más pequeños, que todos los días se llena con un aforo de más de cien personas" o los espectáculos en barrios y parroquias "que están siempre completos", asegura José Armas.

Con el panorama de todo agotado "el año que viene plantearemos desde el principio una gala de cierre con más pases, cinco al menos", indica Armas, para dar cabida a una demanda creciente, con asistentes llegados "hasta de Lugo y León expresamente para ver las galas".

En la sesión de ayer, la primera prevista, se registró lleno absoluto para ver en directo las actuaciones de una selección de los ganadores internacionales del premio mundial de magia: Yunke, Jérome Helfenstein, Hun Lee, Mikael Szanyiel, Les Chapeaux Blancs y Jaime Figueroa fueron los encargados de poner en pie a los asistentes al espectáculo, en una sucesión increíble de números de todo tipo.

Figueroa, mago y actor que recientemente ha resultado ganador del "Mandrake d'Or", considerado como el "Óscar de la magia", fue el encargado de dirigir una cita en la que el humor jugó un papel fundamental, porque "la magia pura sin nada más a mi no me gusta; hay que vestirla con algo añadido", apunta el mago.

Licenciado en Bellas Artes y Comunicación Audiovisual, llegó al mundo de la magia "de una forma natural, siempre hice magia, siempre me fascinó desde pequeño, y cuando me quise dar cuenta ya se había convertido en una profesión", señalaba ayer antes del inicio de la gala en el Jovellanos. En su caso, además, "el mundo audiovisual es un buen aliado" en una búsqueda constante de la innovación. La misma que le permite conectar con el público a través de la risa, ese "momento maravilloso" en el que "todos respiramos a la vez". Una sensación repetida ayer varias veces. Y hoy, más.