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La zona rural alerta del riesgo de incendios por "la dejadez" en los montes

Los colectivos vecinales reclaman mayor limpieza y que se exploten más las áreas forestales, así como información de cómo actuar ante las quemas

Áreas de monte bajo y bosque de la zona oriental del concejo de Gijón vistas desde la parroquia de Bernueces. MARCOS LEÓN

"Dejadez total". Son las palabras con las que colectivos vecinales de la zona rural describen la situación de muchos montes del concejo, que cuenta con una importante masa forestal en su cinturón periurbano. La oleada de incendios vivida en la región ha puesto el foco en el mantenimiento y cuidado de los montes, algo en lo que Gijón suspende, a tenor de lo que manifiestan los vecinos. Ya sea en terrenos privados o en muchas de las parcelas de titularidad pública, los que conocen la zona detectan numerosas deficiencias en su cuidado, desde la zona oriental, como Deva, hasta la occidental, donde se sitúa el monte Areo.

"A la gente no le dejan ni hacer quemas controladas en sus fincas y resulta que hay también parcelas municipales y los montes aquí están todos sin limpiar. Cada vez que hay un incendio no me extraña que quemen hectáreas y hectáreas. Hay praos que son auténticos matorrales", señalan desde Cenero. Consuelo González, presidenta de su asociación vecinal, es muy clara a la hora de expresar su visión del problema. "Hay mucho matorral y muchas zonas que están sin cuidar. Si cada persona se preocupase por su finca, no habría tantos problemas. Hay fincas abandonadas y el Ayuntamiento debería buscar la forma para que las limpiasen. Pero es que además la situación se remata con que el monte público que tenemos, en donde tienen que dar ejemplo, no cumplen tampoco con la limpieza. Primero se tienen que obligar a ellos mismos", argumenta.

Todavía más duro se manifiesta José Ángel Álvarez, presidente vecinal de Poago, parroquia de la vertiente occidental del concejo. Álvarez se refiere al Arco Medioambiental, proyecto municipal para intervenir en las zonas verdes rurales. "¿Para qué sirve? Vemos cosas que no pueden ser. Hay montes del Ayuntamiento y no se hace nada. Quisiera saber todavía en qué consiste eso", lamenta. Y añade: "Hay una dejadez total en el Ayuntamiento. Sabemos de una serie de montes de propiedad municipal y pedí hace tiempo que se numerasen las fincas y se explotasen para que el dinero repercuta en la parroquia: en reparación de caminos, limpieza... Pero dicen que no puede ser. O toman otro rumbo o esto puede acabar mal". De hecho, José Ángel Álvarez se sorprendió de que "en esta oleada no tuviéramos un incendio, porque ya nos tocaron en varios veranos".

Precisamente, una mayor explotación de zonas forestales, donde abunda el eucalipto, que "arde más fácil", y la repoblación con especies autóctonas son otras reivindicaciones de los vecinos de la zona rural. "Es importante que exista una conciencia ciudadana de defensa del monte, al igual que existe para los parques. Es algo que está ahí y tiene un montón de aprovechamiento. Habría que buscar la fórmula para que se pudiera contratar gente para trabajar y cuidar el monte", opina Xosé María "Llábana", conocido vecino de Caldones.

Muchos portavoces vecinales coinciden a la hora de proponer que se promocione el empleo desde el Ayuntamiento para explotar la masa forestal. "Creo que hay que sacar un potencial económico al monte para que se cuide y de paso sacar beneficio", manifiesta Antonio García, presidente de la Asociación de Vecinos de Deva. En su caso, reconoce que la zona de monte más próxima al núcleo urbano "parece que está bien cuidada", aunque convive con otras áreas, en su mayoría privadas, "que dejan mucho que desear". De hecho apunta a más problemas aparte del riesgo de incendio. "Hay muchísimos eucaliptos plantados, y cuando nieva en invierno y no se cuidan las zonas de servidumbre de la luz, caen y cortan la electricidad", asegura.

Y García añade otra cuestión al debate. "Que en nuestra zona no haya pasado un incendio grave no quiere decir que no pueda pasar. Tampoco vino nunca nadie a darnos unas indicaciones de lo que tendríamos que hacer si pasase algo. Nunca vi que nos diesen alguna pauta. Si algún día pasa algo no tenemos ni idea de qué hacer aparte de llamar a emergencias. Tenemos la masa forestal a cuatrocientos o quinientos metros de nuestras casas y no sabemos ni si hay cortafuegos o no", afirma.

Otros portavoces vecinales coinciden con él. "Tenemos zonas tremendas de matorral y no tenemos ni idea de cómo actuar en caso de que prendan. Y hay mucha gente mayor", señala Consuelo González, que también es partidaria de que "la explotación forestal sería fundamental, incluso a través de los planes de empleo municipales". Soledad Lafuente, presidenta de la asociación vecinal de Somió y de la federación rural, también incide en la misma idea. "Estamos hablando de que no hay trabajo y tenemos ahí una manera de tirar de recursos importantes", señala. En su caso, en Somió, "tenemos muy abandonadas fincas particulares, sobre todo en la zona costera, porque no se pueden tocar por la normativa de costas".

Algunos partidos de la oposición municipal han planteado propuestas en este sentido, con el fin de mejorar el mantenimiento de la zona rural a través de aprovechamientos forestales que, de paso, generarían empleo y recursos económicos.

A tenor de lo que manifiestan los que conviven a diario con él, la situación del monte gijonés no parece la más idónea. Xosé María "Llábana" lo expresa de forma clara. "El monte va creciendo año tras año mucho, porque les caseríes desaparecen, la agricultura y ganadería van a menos. Van creciendo los escayos y se convierten en zonas boscosas. Sin ningún tipo de control. Debería de estar todo más preparado de cara a la posibilidad de una quema. Nunca se hizo nada en este tema. Y el monte puede prender por nada", sentencia.

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