En 1966 los reyes visitaron Gijón en camello, de dos jorobas, por primera vez. Cincuenta años después los dromedarios fascinaron a los niños que no cesaron de hacer fotos y caricias a los jorobados durante toda la jornada por las calles de la ciudad. Tanto por la playa y como por el asfalto los dromedarios cumplieron con su cometido sin un trastabillo.

Se llaman "Brilli", "Carmen" y "Naya" y son tres hembras de dromedario, de entre cinco y siete años, provenientes de Soano, un pueblo al lado de Noja, en Cantabria. Se trata de tres ejemplares jóvenes pues la esperanza de vida de su especie alcanza los 45 años.

Desde por la mañana transportaron a sus majestades Melchor, Gaspar y Baltasar en la "cabalgatina" matinal. Sobre la única joroba que posee esta especie ubicaron una silla de montar perfectamente decorada con telas y en la que sus majestades, acostumbrados a estas lides por Oriente, supieron mantener el equilibrio.

Tomaron descanso en la plaza de Marqués mientras sus jinetes reales saludaban a los asistentes pero su labor no concluyó allí. Permanecieron en la plaza de toros, con comida y bebida para reponer fuerzas y descansar, hasta el inicio de la cabalga donde, nuevamente, arroparon a los Reyes por las calles de Gijón. Esta vez los sabios ya iban aupados a sus tradicionales carrozas. Pero los dromedarios no quisieron perderse la fiesta y recorrieron el trayecto cargando sobre sus lomos buena parte de los regalos que sus majestades repartieron durante la noche a niños y grandes.

Durante todo el día los dromedarios recibieron el cariño de los más pequeños. "Vivimos por y para los animales, y estos dromedarios están acostumbrados a la gente y siempre a la espera de que vengan los niños a darles una caricia", explicaba Sergio Matanza, cuidador y miembro de la empresa Evecan, dedicada a todo tipo de eventos con animales.

"Para nosotros no hay fiestas, estamos 365 días del año pendientes de los animales y dedicados a ellos en exclusividad", aseguró Matanza para restar importancia a la críticas por la utilización de animales en la cabalgata. Los ejemplares de dromedario debutaban en Gijón y su cuidador ensalzaba la algarabía formada en torno a los Reyes y sus acompañantes cuadrúpedos. "El ambiente es espectacular, cómo nos ha arropado la gente durante todo el día nos ha parecido muy bonito", resolvió Sergio Matanza.

No obstante no fueron los únicos animales que participaron ayer en el recorrido entre serpentinas y confetis. La comitiva de la "cabalgatina" contó con el príncipe Aliatar subido en la calesa que estas navidades ha recorrido la ciudad y que está dirigida por el caballo "Pancho" y la yegua "Devo", ambos apreciados por los niños.