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Crónicas gijonesas

Dos príncipes reales

La historia paralela del gijonés Abdeladid y del ovetense Aliatar como jefes de los ejércitos y secretarios generales de Sus Majestades los Reyes Magos de Oriente

Dos príncipes reales

Finiquitadas un año más las celebraciones navideñas y con Sus Majestades ya de vuelta a Oriente, tras protagonizar una gran cabalgata bajo la lluvia y el frío por las calles de Gijón, sale a colación en estas líneas la historia paralela de quienes desde hace muchos años son personajes estrechamente ligados a las dos grandes cabalgatas asturianas: los príncipes Abdeladid y Aliatar.

La primera vez que los Reyes Magos desfilaron por Gijón en una cabalgata fue el 5 de enero de 1924, auspiciada por la Junta de Protección a la Infancia (cuyo secretario era el doctor Avelino González), tras atender una sugerencia formulada el año anterior, en las páginas del diario gijonés "La Prensa", por Pachín González.

El primer paseo real no tuvo el apoyo del Ayuntamiento, dado que varios concejales votaron en contra de la participación municipal en el evento, que, pese a ello, fue un formidable éxito. Lo contó "La Prensa" en su edición del 6 de enero: "Puede decirse que todo Gijón se echó a la calle desde última hora de la tarde y a las siete ya se hallaba materialmente ocupado el trayecto que había de recorrer la cabalgata".

El paseo real del 5 de enero atravesó luego vicisitudes varias, con la Segunda República y la Guerra Civil por el medio. En la posguerra no se celebraban cabalgatas y había reparto de juguetes "entre los niños pobres". Pero el 6 de enero de 1948, en la sexta página del diario local "Voluntad", al final de una nota a una columna, se informaba a los lectores -tras relatar con brevedad los pormenores de la estancia de los Reyes Magos en la villa el día anterior- de que "Sus Majestades han prometido que el año próximo vendrán acompañados de una nutrida y brillante cabalgata".

Así fue. La visita de los Reyes Magos a Gijón en 1949 puede considerarse el comienzo de lo que hasta estos tiempos han sido, con sus variantes, las estancias de Sus Majestades en la villa. Gaspar, Melchor y Baltasar llegaron por vía marítima, en una falúa, al Muelle de Oriente, donde desembarcaron en la rampa de La Barquera (la situada frente a la estatua de Don Pelayo). Luego "cabalgaron los Reyes en sus corceles y con toda su cohorte de príncipes y servidores se dirigieron a la Casa Consistorial", donde fueron recibidos, relató al día siguiente a sus lectores "Voluntad", por la Corporación Municipal. Tras la recepción, "la cabalgata de los Reyes Magos inició su desfile por las principales calles de Gijón".

La organización corrió a cargo del Frente de Juventudes y presidió la comisión encargada al efecto Gumersindo Somonte, "que también recibió su magnífico regalo de Reyes. Su joven y bella esposa, en feliz coincidencia, dió a luz ayer una hermosa niña".

Pero, ¿cuándo aparece el Príncipe Abdeladid en la cabalgata gijonesa? Pues al año siguiente, con el inicio de la década de los años 50. La primera referencia la tenemos, por ejemplo, en la crónica que sobre la "presencia de Melchor, Gaspar y Baltasar, en Gijón" publicó "Voluntad" el viernes 6 de enero de 1950.

El día anterior, el diario de la calle del Marqués de San Esteban ya explicaba que "por primera vez en la historia de Gijón, los Magos desfilarán en vistosas carrozas costeadas por el Frente de Juventudes, y Adaliz (sic), secretario general de los Reyes Magos, marchará en cabeza montando en brioso caballo blanco que ha de contrastar con el color negro de su tez".

Los Reyes Magos también llegaron por mar a Gijón en 1950 y "hacia las siete de la tarde se puso en marcha la caravana bajo la jefatura del Príncipe Adeladiz (sic)" e "iluminada por la policroma y fantástica luz de antorchas y bengalas avanzó la comitiva, a cuya cabeza marchaba una escuadra de agentes de la Guardia Municipal con casco blanco (...) Y jinete sobre brioso caballo blanco, el Príncipe Adeladiz".

En años posteriores, el nombre del citado personaje principesco varió de letras, a tenor de la "pericia" del redactor de turno de "Voluntad", que es la guía que utilizamos para relatar esta principesca historia. De esta manera, al secretario general de los Reyes Magos se le denominó en Gijón Adeladi, Adeladiz, Adeladid, Ab-Deladid, Abd-El-Adid y, ya en la cabalgata de 1970, Abdeladid, con un intermedio, en 1965, en que desfiló el Príncipe Yahía Kadir por las calles de Gijón.

En cuanto al origen del nombre nada está, que se sepa, escrito. Tal vez, es un suponer, hubo inspiración en un personaje histórico: Abd al-Aziz (Fez, 1878-Tánger, 1943), que fue sultán de Marruecos entre 1894 y 1908.

Con el paso de los años el Príncipe Abdeladid dejó paso, como jefe de la cabalgata de Gijón, al Príncipe Aliatar, a quien los niños y niñas de la villa recordarán montando a caballo (ahora va en carroza) a la cabeza del regio desfile del 5 de enero.

Pero, ¿quién es el Príncipe Aliatar? Hay que viajar a la capital del Principado para confirmar su "nacimiento" allí. En las páginas de la "Hoja del Lunes" de Oviedo del 1 de enero de 1962, en la segunda plana, encima de la firma J. F. B., un titular a dos columnas es bien explicativo: "Aliatar reclama su total vinculación a Oviedo, su ciudad natal".

Las iniciales de la firma se corresponden con el nombre y los apellidos de José María Fernández Buelta (Ribadesella, 1894-Oviedo, 1992), que destacó en el campo de la arqueología y durante casi 30 años trabajó como periodista en LA NUEVA ESPAÑA.

"Yo, yo fui el creador de un personaje popular. Y porque el proverbio dice 'desconfía del que en una conversación diga tres veces, yo', dígolo por la tercera para que tengan razón los que lo nieguen y así me den la oportunidad de resignarme y así me den la oportunidad de la resignación", comienza el texto.

Y seguía explicando Fernández Buelta -también fue uno de los personajes clave en la reconstrucción de la Cámara Santa de la catedral de Oviedo tras su voladura durante los sucesos revolucionarios de octubre de 1934-, tal vez molesto por la "usurpación" en otras ciudades y pueblos de su Aliatar, que "una vez hallé en Granada a mi personaje; cabalgaba sobre brioso corcel y era vistosísimo remate de una sala de cine, cuyo era su nombre: 'Aliatar'".

Más adelante del escrito el "padre" de Aliatar consideraba que "bueno sería, pues que alcanzó tal popularidad el imaginario príncipe oriental, jefe de los ejércitos de los reyes magos Gaspar, Melchor y Baltasar e intendente general de SS. MM. pero, sobre todo, el gran amigo de los niños ovetenses, se vinculase, de una vez, con un definitivo tipo, carácter, atuendo y misión a las cristianas festividades de la Natividad del Señor en Oviedo".

Según explicó, en su día, Enrique Fernández-Buelta Molina, hijo del creador del Príncipe Aliatar, su padre ya había fijado el personaje en los años veinte. Y así describió a su personaje, en las páginas de LA NUEVA ESPAÑA del 3 de enero de 1940, José María Fernández Buelta: "Ha llegado el príncipe de los niños. Trae en sus ojos visiones de los paisajes de Oriente. Ya sabéis que es un poco presumido y su traje blanco y brillante, luce como nunca, porque él, quién si no, es el que va a recoger las peticiones jugueteras de todos. Es el que pondrá de nuevo la sonrisa en vuestra cara, así que a recibirle como se merece".

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