Los 17 acusados de participar en una red de tráfico de drogas con base en Gijón y que operaba en Cantabria han sido condenados a penas que suman más de 56 años de cárcel y al pago de multas por importe conjunto superior a los 888.000 euros, tal y como se acordó en el juicio celebrado ayer en la Audiencia Provincial de Cantabria, en el que los procesados reconocieron los hechos a cambio de una reducción de la condena.

Los imputados deberán afrontar ahora penas individuales de cárcel que oscilan entre los seis meses de privación de libertad impuestos a uno de los participantes en la red y los siete años y ocho meses de prisión a los que ha sido condenado el cabecilla de la trama, que también deberá pagar la multa más elevada, de 450.000 euros.

Los procesados formaban parte de un grupo organizado con base en Gijón, que introducía desde Colombia cocaína en España, utilizando correos portadores de cantidades superiores a dos kilos cada uno. Una vez salvado el paso aduanero, los narcos lograban entregar la mercancía a la banda, que se encargaba del corte de la misma, dada su gran pureza, así como de la transmisión a terceras personas. Además, estos terceros la comercializaban a su vez al 'menudeo'.

El grupo, que en ocasiones adquirió la droga en el levante peninsular, tenía un cabecilla, Rubén I.R., que organizaba la introducción, recepción, corte y distribución de la droga. El jefe contaba con un colaborador "esencial" en España que mantuvo cuando se marchó a Colombia, en donde permaneció la mayor parte del tiempo que duró la investigación. Éste "segundo" se encargaba de coordinar los viajes y proporcionar la droga a los correos para meterla en España, donde mantenía contactos "de utilidad". Otro colaborador coordinaba y organizaba los viajes para la adquisición de la droga en España y participaba en la transformación y corte, así como en la distribución de la cocaína.