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Un premio al oído

Javier Costas, implantado coclear que pese a nacer sordo profundo toca el saxofón y juega al baloncesto, recibe un reconocimiento por sus buenos resultados académicos

Javier Costas, tocando el saxofón en el certamen de Polonia el año pasado.

El gijonés Javier Costas, de 16 años, nació sordo. Sordo profundo. Pero la dificultad nunca ha supuesto un problema para él y gracias al implante coclear que le pusieron cuando tenía dos años hoy en día puede presumir de muchas cosas: buen estudiante, jugador de baloncesto y saxofonista notable.

Por lo primero acaba de recibir uno de los premios al esfuerzo personal en el Bachillerato, un galardón que recogió el pasado miércoles de manos del consejero de Educación del Principado, Genaro Alonso, y que "me llena de orgullo porque es una forma de reconocimiento de todo el esfuerzo que he hecho", asegura Javier, estudiante de primero de Bachillerato el colegio de las Dominicas.

El camino, como él mismo señala, no ha sido pan comido. Porque tuvo que partir desde cero, tras ser implantado, y aprender a oír y a escuchar a una edad en la que el resto de los niños ya se defendían sin problemas. Pero no fue ningún obstáculo para él más allá de "tener que esforzarme en esos primeros años más que otros niños, para acostumbrarme al implante y al ritmo de los demás", explica con naturalidad. Fruto de esa mayor carga de trabajo desde una edad temprana es su capacidad actual para seguir sin mayores dificultades el ritmo de las clases de Secundaria, en las que ha obtenido un expediente con una nota media por encima del ocho.

"Estoy acostumbrado a tener que esforzarme más y por eso estoy satisfecho de que la gente lo valore", asegura, con el agradecimiento a quienes lo han apoyado durante todos estos años para conseguir sus metas. En primer lugar "a los profesores del colegio Begoña, donde cursé Primaria y que fueron los que me impulsaron".

Tras un paso fugaz por otro centro, Javier Costas recaló en las Dominicas para cursar la educación Secundaria, y de nuevo "me he sentido muy apoyado, no he tenido mayores problemas de integración y los profesores siempre están pendientes para hacer las cosas más fáciles", asegura. Cuenta para ello con el apoyo de un amplificador en frecuencia modulada que "me ayuda a oír mejor cuando los profesores se mueven o hablan desde más lejos".

Con la técnica y su tesón el joven gijonés ha logrado alcanzar cuantas metas se ha propuesto, algunas de las cuales parecían impensables hace tan sólo unos años. Porque Javier ha logrado también ser un buen instrumentista. "Toco el saxofón desde hace tiempo; había una escuela de música al lado de casa a la que iba mi prima y yo quise apuntarme también", recuerda con una sonrisa. Empezó con el instrumento y le fue tan bien que toca en la banda de música de Candás y el año pasado incluso participó en un concurso internacional para implantados cocleares. Fue a través de la asociación nacional AICE de la que forma parte, y aunque no pasó a la fase final del certamen, "tuve la oportunidad de viajar a Polonia y conocer Varsovia", reconoce.

Visibilidad

A todo ello suma su faceta como deportista, como jugador de baloncesto en el equipo juvenil del Grupo Covadonga, y un gusto por la Biología que no obstante aún no sabe qué futuro profesional le deparará. Porque "quiero ir a la Universidad, pero no sé muy bien qué quiero estudiar todavía. Es probable que aprenda el lenguaje de signos, porque no lo conozco", indica.

El galardón que le acaban de otorgar por su dedicación y esfuerzo personal de integración le ha brindado además la oportunidad de dar visibilidad a un colectivo "que no siempre lo tiene fácil", denuncia. Porque "hay gente que no oye tan bien como yo y aún hay deficiencias y problemas de accesibilidad que se podrían mejorar".

Por ejemplo, "en las conferencias y actos públicos aún nos resulta complicado seguir bien lo que se dice, no estaría mal alguna forma de amplificación específica o la utilización de subtítulos para facilitarnos las cosas", reflexiona Javier Costas. En todo caso, "llevamos una vida normal y podemos hacer lo mismo que cualquiera". Y él es el vivo ejemplo de todo ello.

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