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Gijón sí puede en Baleares

La gijonesa Mae de la Concha, miembro de una familia vinculada a la derecha local, obtiene acta de diputada por Podemos, partido del que es secretaria general en Menorca

Mae de la Concha, a la derecha, en el Congreso, con la senadora Margalida Quetglase y el juez Juan Pedro Yllanes. DIARIO DE MALLORCA

En su acta como diputada del Congreso por las Islas Baleares figura un nombre extenso y rimbombante: María Asunción Jacoba Pía de la Concha García-Mauriño. Pero para los suyos, los de la familia y los miembros de Podemos, grupo al que representa en la Cámara Baja, es simplemente Mae de la Concha. Una mujer vivaz, nacida en Gijón en abril de 1954 como segunda hermana de una extensa familia de renombre y, cosas de la vida, ligada tradicionalmente a ámbitos políticos de derechas.

Nada extraordinario, porque "en una familia tan amplia hay de todo, cada uno piensa como piensa y todos nos queremos y respetamos mucho. A mis hermanos los he visto nacer y crecer, todos somos diferentes y la vida de cada uno ha ido tomando diferentes derroteros", explica con naturalidad. Los suyos, de hecho, la han llevado a multitud de sitios antes de acabar en las filas de Podemos, cuando nunca antes había militado en ningún grupo.

Su primera parada fuera de Gijón, de hecho, fue Francia. Al país galo emigró con 16 años para trabajar en cosas tan dispares como niñera, dependienta o auxiliar de hospital. Luego vendrían León, Santander, Barcelona y Madrid, para recalar finalmente en Menorca. Fue, como ella explica, un poco por casualidad, después de unas vacaciones en el año 1980. Un auténtico flechazo por la isla en la que acabaría instalándose apenas medio año más tarde para desempeñar, de nuevo, variados trabajos: secretaria del Juzgado, de la notaría, administrativa en un despacho de arquitectos, dependienta de una tienda de artesanía y, finalmente, librera. En Ciutadella fundó "La Torre de Papel", un espacio rebosante de cultura y actividad que ha tenido que cerrar a finales de año para abrir una nueva puerta en su vida.

Nuevamente, fruto de la concatenación de acontecimientos. "Una cosa fue llevando a la otra", explica Mae de la Concha, madre de tres hijas que ha alcanzado un momento vital en el que "tengo disponibilidad de tiempo para dedicarlo a estas cosas".

Perteneciente a una generación en la que "se hablaba mucho de política", una cuestión que nunca le ha sido ajena porque "he tenido amigos en muchos partidos", De la Concha no había dado un paso al frente hasta ahora. "Participé en los movimientos del 15M hace un par de años y empecé a interesarme por sus planteamientos; me puse en contacto con sus impulsores y nos pusimos a trabajar", relata, atraída, sobre todo, por "la gran variedad que encontré en los círculos, de edad y condición; nunca había visto tanta variedad y nunca me planteé esto como una ambición personal", asegura.

Porque para Mae de la Concha se trata, simple y llanamente, de "trabajar para mejorar, para que haya cambios reales para la gente". Y en eso "no entra la trayectoria política como profesión", porque "me gusta mucho mi vida fuera de Podemos, mis amigos, dar clases, los libros, asistir a conferencias o pasear con los perros".

Como "una cosa fue llevando a la otra", después de "trabajar muchísimo, echándole muchas horas, pueblo a pueblo, colaborando entre todos", Mae fue elegida secretaria general de Podemos en Menorca, y posteriormente aceptó ir como número uno de Podemos por Baleares en las últimas elecciones. A última hora se decidió que fuera el juez Juan Pedro Yllanes, "y me pareció estupendo, porque de lo que se trata es de tirar por un proyecto y debe hacerlo quien tenga más fuerza". Finalmente "la candidatura que presentamos fue tan potente que estuvimos a punto de sacar tres diputados", un hito del que la gijonesa se siente orgullosa, pero sin más alharacas.

Ahora, lo que procede, según su planteamiento, es "ponernos a trabajar ya", porque Mae de la Concha no es partidaria de que se convoquen comicios de nuevo. "No quiero otras elecciones; la situación del país requiere que nos pongamos a tabajar ya, y tenemos que ver en qué medida podemos hacerlo mientras se forma gobierno", recalca. De pronósticos, mejor no hablar. "Yo podría hacer una porra, como el resto de los ciudadanos", señala, pero en todo caso con la esperanza de que "la legislatura arranque cuanto antes, porque es lo que este país necesita en lugar de debates sin sentido sobre rastas o bebés".

Entre sus prioridades para Baleares figuran cuestiones como "el déficit fiscal, el más alto de España, o el transporte marítimo y aéreo tan deficiente que tenemos, con apenas conexiones en temporada baja de manera especial en las islas menores", enumera. Un problema, el del transporte, que la ha privado de visitar Asturias y Gijón tan a menudo como quisiera. Porque aunque el contacto con los suyos es fluido, "hace año y medio que no voy a casa", asegura. Quizás ahora, con una presencia más continua en Madrid "pueda escaparme más fácilmente a Gijón", pronostica, aunque es consciente de que sus esfuerzos pasan por Baleares, una sociedad en la que está plenamente integrada desde hace ya 35 años.

Conoce los problemas de Asturias aunque "a grandes rasgos, porque hemos tenido mucho trabajo con los programas y planes para Baleares", y también espera, con la proximidad que dan los escaños, "estar más cerca de las cuestiones que preocupan a mi tierra". Por el momento ya ha saludado a los dos diputados asturianos en el Congreso, Sofía Castañón y Segundo González, con la intención de "seguir en contacto entre todos para trabajar todos juntos por los cambios que la gente necesita".

Y entretanto busca quien se haga cargo de su librería. "Una pena, me encantaba", explica esta gijonesa. Pero la nueva política la reclama.

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