Cada gijonés recicló 101,58 kilos de residuos urbanos en 2015 lo que supone un incremento del 1,8% con respecto al año anterior. Unos datos que acercan a la ciudad a cumplir con la normativa de la Unión Europea que obliga a que en 2020 se reciclen el 50% de los desechos. Actualmente, en Gijón se recicla el 22%, repartido en un 14,5% proveniente de la calle y un 7,5% de los puntos limpios.

Pilar Vázquez, directora gerente de Emulsa, hizo hincapié, además, en los datos obtenidos tras los primeros diez meses de la puesta en funcionamiento del servicio de recogida de residuos orgánicos en 50 contenedores de tapa marrón repartidos por el barrio de Pumarín. "Se han logrado 140.000 kilos que no acabaron en el vertedero y que fueron transformados en compost vegetal y biogás en las plantas de Cogersa, en Serín", señaló Vázquez.

El proyecto piloto de recogida de residuos orgánicos, circunscrito hasta el momento únicamente al barrio de Pumarín, contó con la participación de 992 familias y 35 pequeñas empresas sobre una población de 10.036 habitantes, repartidos en 4.100 hogares. "Un 25,6% de esos habitantes han utilizado alguna vez los contenedores de orgánica, y un 16%, el equivalente a 1.655 vecinos, lo hacen de forma habitual", destacó Pilar Vázquez que augura alcanzar los 185.000 kilos, es decir, un 15% de todos los residuos orgánicos que se generan en el barrio, cuando este mes marzo se cumpla un año de la puesta en marcha del proyecto.

Ahora es turno de poner en marcha la segunda parte del proyecto que se iniciará el próximo lunes. Durante dos semanas varios informadores de Emulsa impartirán charlas a los distintos colectivos del barrio como vecinos, jubilados y colegios, entre otros. Además instalarán en las calles del barrio puntos informativos itinerantes para favorecer la implicación ciudadana. Un factor que consideran fundamental. "Si la participación voluntaria se incrementase entre el 30 y 40 por ciento se obtendrían aproximadamente unos 300.000 o 400.000 kilos de biorresiduos por año", destacó la directora gerente de Emulsa.

Otra de las medidas que incluye la segunda parte de este proyecto es la campaña de puerta en puerta con el objetivo de que "más vecinos se animen a separar los residuos orgánicos en sus casas y que, como consecuencia del anterior, incrementar las cantidades de residuos orgánicos", matizó.

A los vecinos se les entregará un tríptico informativo con los datos necesarios para la concienciación. Por ejemplo se considera que alrededor del 47% de los residuos domésticos son de tipo orgánico y procede a una clasificación de qué artículos deben depositarse en el contenedor marrón. Restos de pan y bollería, de fruta y verdura, de carne y pescado, de comida cocinada y cáscaras de huevo, frutos secos y marisco. Según el tríptico, hasta un 94,4% de los residuos que acaban en el vertedero podrían haber sido reciclados.

Con este quinto contenedor, ¿qué quedaría para la basura común? La lista es amplia. Desde pañales hasta colillas, pasando por todos los juguetes no eléctricos. Muchos de los arículos guardan relación con los útiles de aseo como cepillos de dientes, bastoncillos o preservativos, entre otros.

El concejal y presidente de de la empresa municipal de limpieza, Emulsa, Esteban Aparicio valoró ayer positivamente el compromiso de la ciudadanía de Gijón con el medio ambiente e instó a la población a que "se involucre más en la recogida de residuos urbanos".

El objetivo ahora de la empresa municipal es cuadriplicar las zonas de influencia y ampliar el proyecto de reciclaje orgánico a otras cuatro áreas de Gijón en este 2016. Falta por conocer qué barrios serán los que dispongan de estos contenedores para residuos orgánicos y que funcionan mediante el uso de la tarjeta ciudadana.