La comunidad educativa gijonesa estaba ayer de duelo por el inesperado fallecimiento ocurrido el jueves de la maestra Covadonga Iglesias Fernández, de 37 años. Especialmente consternados estaban sus compañeros del colegio de Tremañes, que ayer trasladaban su más sentido pésame a la familia de Covi en su portada de la web escolar.

La mujer, que además estaba embarazada de casi siete meses, fue hallada muerta en el baño de la habitación del hospital de Cabueñes donde estaba ingresada. Para cuando los facultativos llegaron a atenderla tampoco había latido fetal. Casada y madre de una hija, los restos mortales de Covadonga Iglesias -tras haberle sido practicada la correspondiente autopsia- fueron incinerados ayer en el tanatorio de Cabueñes.

La conmoción y el desánimo también cundió el jueves entre el personal del hospital de Cabueñes por el fatal suceso, que algunos atribuían a problemas cardiacos. La maestra estaba ingresada en la segunda planta del centro sanitario gijonés, en el área de Tocología, sin que nada hiciera temer por su vida. Fue tras el desayuno cuando una auxiliar de la planta que iba a recoger el servicio se percató de que la paciente no había tocado sus alimentos, de ahí que la llamara a la puerta del baño para preguntarle si todo iba bien o si podía retirar el servicio. Ante la falta de respuesta se habría alertado, encontrando a la mujer ya fallecida.