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AGUSTÍN VELLOSO SANTISTEBAN | Profesor de Historia de la Educación en la UNED

"En España no hubo atentados de terrorismo islamista hasta que los provocamos"

"Por primera vez las víctimas están empezando a reaccionar, y así han llegado refugiados a Madrid, París y Berlín"

Agustín Velloso, ayer, en el Antiguo Instituto. ÁNGEL GONZÁLEZ

Agustín Velloso Santisteban, profesor del Departamento de Historia de la Educación y Educación Comparada de la UNED participó ayer en la XX Semana "José Luis García Rúa" con una charla titulada "Guerras de antaño y hogaño: víctimas de siempre". Un repaso, en su encuentro del Antiguo Instituto, para analizar la situación del movimiento refugiado, las reacciones que está provocando y sus propuestas para revertir una crisis que lleva repitiéndose en diferentes etapas de la historia y cuyo causante es, a su juicio, el imperialismo. "Aquí lo importante es hablar del dinero, caiga quien caiga", lamenta.

-¿Cuál es el causante de que las víctimas siempre sean las mismas en conflictos pasados y actuales?

-El imperialismo lleva causando víctimas desde la Conquista de América y de forma más reciente, para la gente que pueda ser de mi generación, con el peligro comunista de los años sesenta del siglo pasado. Después se cambio por el peligro musulmán, yihadista, islamismo. Estamos en una especie de repetición de la historia para controlar el mundo y las principales fuentes de energía de las poblaciones.

-¿Por qué de forma cíclica diferentes pueblos se ven abocados al exilio?

-Soy de la década de los sesenta, y cuando iba al colegio, había que actuar contra el comunismo. Era lo peor del mundo y se hizo una guerra contra gente supuestamente comunista, y masacraron Vietnam o Camboya. Hoy hay países, donde dicen que se mueve dos o tres grupos terroristas, que mueven como mucho a 500 personas, y para combatir eso hay 15.000 o 20.000 personas armadas con Kalashnikov que dicen que no hacen daño a nadie, salvo a los que se encuentra por el camino, y se vuelve a repetir la misma historia. El resultado es el mismo y los afectados también, como Siria, Libia o Afganistán, que los parten por la mitad y al poner los pies los americanos lo destrozan por completo.

-¿Cómo ha actuado España a la hora de facilitar la llegada de refugiados sirios?

-Es algo penosa la situación que se ha vivido. Hay 400.000 personas que se han tenido que ir de sus casas. Son seres humanos, como cualquiera de nosotros, que están dando vueltas por el mundo. Nos hemos gastado muchísimo dinero en barbaridades. Y ahora habrá que buscar dinero, que no nos sobra, y oportunidades para darles, que no hay aquí para nadie, para poder ayudarles. Es todo un contrasentido, no se puede destruir un país y luego acoger solo a tres familias.

-¿Ve mala intención en quienes vislumbran en esta acogida la llegada de terroristas?

-Hay dos corrientes críticas, la humana en la que se dice que se lo tienen bien merecido. No tiene sentido que nosotros vayamos hasta sus países y los destrocemos por la mitad y que, luego, cuando vienen ellos, nos quejemos. Hay que ponerse en el punto de vista de la gente que vive allí. Un ciudadano de Afganistán, que no se ha metido con nadie, y que ni siquiera sabe donde está en España, le atacan sin sentido y le matan a sus hijos. Por mí, si vienen a España, tendrían que venir todos. Si están todos aquí, por lo menos viviríamos todos en paz. Y después está la corriente crítica política, que en realidad es una chapuza.

-Explique el motivo.

-Porque el terrorismo existe porque lo hemos creado. Hace veinte años no había ningún terrorista islamista en España, y no hubo ninguno hasta que nosotros lo provocamos.

-¿Comparte la postura de que el sistema español de acogida "es más débil cuanto más se necesita"?

-Creo que el problema es de otro calibre. Y es que provocamos que haya refugiados. Un ejemplo es que si vamos a Somalia, con un atunero en el que cogemos 200.000 toneladas, y les dejamos sin trabajo a los cuatro tíos que vienen en patera, pues se tendrán que venir aquí, porque no se van a comer el desierto. Acabamos con las economías de muchos países. Y el problema no es ayudarles cuando vienen aquí. La cuestión es no haberles ido allí a quitarles el atún. Está muy bien que se quiera plantear la cooperación internacional, pero hay que tener claro que todo el mundo quiere vivir en su casa y no hacerles venir aquí.

-¿Pero ha notado al menos algún cambio con respecto a las guerras de antaño que mencionaba anteriormente?

-Por primera vez las víctimas están empezando a reaccionar y a llegar a Madrid, París o Berlín. La gente está espabilando. Y eso quizás les haga pensar. Pero el problema es que no llegan, por ejemplo, a La Moncloa, y los políticos seguirán sin reaccionar. En el metro va la gente de a pie y trabajadora, que muchos no saben ni donde queda Afganistán. La diferencia es que ahora la gente tiene que espabilar. Cada vez hay más refugiados e inmigrantes y no se puede hacer nada.

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