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Policías que cambian hasta el pijama

El aumento de las personas mayores que viven solas eleva el número de auxilios humanitarios de los agentes, que realizaron 710 actuaciones de este tipo en 2015

El pasado 22 de octubre una patrulla de agentes de la Policía Nacional rescató a una vecina de la avenida de Castilla que se encontraba inmóvil dentro de la bañera de su vivienda con síntomas de hipotermia. El piso se estaba inundando pero la mujer no reaccionaba. Los funcionarios que acudieron a la zona después de que los vecinos alertaran de que había "gran cantidad de agua" saliendo del inmueble reanimaron a la gijonesa y la atendieron hasta que llegaron los sanitarios de emergencias. Este es sólo uno de los 710 auxilios humanitarios realizados por los agentes de la Comisaría de El Natahoyo el año pasado. Una cifra muy superior a la de ejercicios anteriores, en los que apenas se superaban el medio millar de actuaciones similares. El incremento de las personas mayores que viven solas en el concejo y los malos momentos personales que muchos ciudadanos están pasando como consecuencia de la crisis podrían estar detrás, explican los expertos, del crecimiento de más de un 25 por ciento en el número de auxilios en tres años.

A pesar de la crudeza de las realidades que deben afrontar, los agentes que a lo largo de este año han protagonizado muchas de estas actuaciones aseguran que la atención directa al ciudadano es "lo que deja buen sabor de boca en este oficio". Al menos eso decían en octubre Evaristo Arias y José Manuel Valea, dos agentes que salvaron la vida a un conductor que había sufrido un ictus cuando circulaba por El Coto. El mismo barrio y en el mismo mes en el que otra funcionaria -María Jesús Rodríguez-, auxilió a un hombre que sufrió una parada cardiaca cuando renovaba el DNI en la Comisaría de la calle Feijóo. Pero éstas no fueron las únicas actuaciones importantes en octubre. El día 10 una mujer desesperada llamó a las autoridades alertando de que se había quedado atrapada en un atasco en la avenida de Galicia. Viajaba con su marido de copiloto, al que le había dado un ataque al corazón y necesitaba llegar rápido al hospital de Jove. Una patrulla se trasladó al lugar exacto en el que se encontraba la gijonesa y le abrió paso hasta el hospital. Los traslados a centros de salud, cuentan los agentes, son uno de los auxilios humanitarios más frecuentes. En situaciones de extrema urgencia no hay tiempo que perder. Por eso fueron también los funcionarios de la Comisaría los que el 15 de diciembre del año pasado reanimaron y llevaron al hospital a un niño de apenas nueve días de vida que, según sus padres, no respondía a estímulos.

Pero los auxilios humanitarios tienen como protagonistas, sobre todo, a las personas mayores que tienen problemas de salud y viven solas. El año pasado la Policía realizó dos actuaciones destacadas que implicaron a mayores. En una ocasión los agentes que acudieron a un domicilio por la caída de un hombre de avanzada edad acabaron cambiándole al gijonés las sábanas y el pijama al ver el mal estado en el que es encontraba. Semanas después otra patrulla rescató a una mujer de 81 años cuya desaparición había sido denunciada por su propia familia y que se encontraba, totalmente desorientada, en la autovía que une los barrios de_La Calzada y El Llano.

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