La confitería La Playa tiene un "bombón" menos desde que ayer despidiese a su más longeva trabajadora. Tomasa García Herrera, Tomy para quien la conocía, falleció el pasado viernes a los 100 años en su pueblo natal de Fuensaldaña, Valladolid. Ayer, la iglesia parroquial de San Cipriano acogió el funeral "corpore insepulto", donde sus hermanos, Antonio y María Ángeles, y demás familia y amigos dieron el último adiós a una centenaria repostera que desde los años veinte del pasado siglo hizo más dulce la vida de Gijón.

Tomy García conoció desde sus orígenes el negocio familiar que sus tíos Ambrosia García y Fabián Castaño fundaron en 1921 al pie de la playa San Lorenzo; antes, incluso, de construirse la Escalerona. Llegó a pasar un verano y las olas y el olor a ocle de San Lorenzo la cautivaron para siempre. Además vivió en primera persona el nacimiento, también, de las "princesitas" que tanto prestigio y arraigo tienen en la ciudad. Siempre se sintió gijonesa y "playa" de pro.

A los tres años de apertura del negocio, Tomy comenzó a trabajar repartiendo a domicilio, mientras intentaba conciliar esa labor con su afición al mar. "Con siete años me escapaba a jugar a la playa, que me encantaba. Pero en seguida me llamaban para trabajar o llevar algún pedido", relató Tomy a LA NUEVA ESPAÑA cuando el establecimiento, situado en la calle Corrida desde 1938, cumplió los 90 años, en 2011.

"Ella y la confitería eran uno. Era su vida, porque despachó a varias generaciones", recuerda Marisé Castaño, con quien compartió toda una trayectoria de aprendizaje y atención al público. "Era auténtica, iba de frente, te podía decir lo más maravilloso que te imaginas y lo más horroroso. No tenía dobleces y era una trabajadora como no hay otra igual", recuerda Castaño con nostalgia.

Tomy García disfrutó hasta el final de su familia. Viajó hace poco a Canarias para huir del frío, como hacía anualmente acompañada de sus sobrinas, con las que compartió bailes y chapuzones en el agua. También mantuvo intactas sus aficiones, como el bingo, la lotería, las cartas y los concursos de la tele. Genio y figura que tras el día de roscón de Reyes sufrió una caída fracturándose la cadera.

"Vivió feliz aquí, con nosotros. Era una bellísima persona, a la que ya extrañamos", revela Castaño, que ya idea, junto al resto de su familia, organizar una misa en su honor en la iglesia de San José.

Ahora, la confitería reabrirá sus puertas el 3 de febrero en la calle Libertad, donde no faltarán "princesitas", pastas de nuez, ni el recuerdo y las enseñanzas imborrables de Tomy.