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Los moldeadores de marcas

Licores, refrescos, postres y conservas de compañías mundialmente conocidas se han envasado en recipientes hechos con matrices de Gijón Fabril

Jesús Álvarez González trabaja el fondo de un molde. ÁNGEL GONZÁLEZ

El ron Barceló o el Nescafé descafeinado pueden ser los últimos productos que se embotellen o envasen en cristal fabricado con moldes de Gijón Fabril. Sendas series de matrices para esos productos son los últimos pedidos que se están realizando en la fábrica de Porceyo que ha entrado en concurso de acreedores y que cerrará si no aparece un comprador interesado en reactivar la producción.

Los últimos pedidos son una parte muy pequeña de los más de 100 tipos de moldes de recipientes que al año salían de la cadena de producción de Gijón Fabril. Gijón Fabril suministró tradicionalmente los moldes para fabricar las botellas y envases de gran parte de los productos en cristal que se encuentran en cualquier supermercado. Tarros de conserva de la mayoría de las marcas, yogures y postres de Nestlé, de La Lechera o de Danone, botellas de cava comunes para la mayor parte de las marcas o con hechuras especiales como las de Freixenet y Codorniu; las botellas de sidra El Gaitero; grandes marcas de vinos de Rioja y Ribera del Duero, así como botellas genéricas de vino denominadas bordelesas, son algunos de los productos que se han hecho a partir de las matrices de la fábrica gijonesa. También los de numerosas marcas de cerveza, licores y refrescos.

Algunos de estos moldes se perdieron hace años. Fue el caso de los que Gijón Fabril hacía para las botellas de Coca-Cola, uno de los clientes más rentables por su gran producción, lo que llevaba a que las fábricas de vidrio tuvieran que renovar frecuentemente sus matrices, por el mayor desgaste. Los trabajadores de Gijón Fabril ya vieron con recelo hace dos años la pérdida de los moldes de Coca-Cola, y aseguran que el empresario se llevó esta producción para otra de sus factorías en Cataluña.

Detrás de botellas distintivas de marcas como Ron Barceló, Coca-Cola o Martini, entre muchas otras, han estado los moldes tallados en la fábrica gijonesa, en un proceso que se prolonga durante dos semanas para cada serie de moldes, formado por 70.

Las piezas de fundición en las que los trabajadores de Gijón Fabril tallan los moldes llegan desde una fábrica de Italia, Valdesame, desde hace un lustro. Una vez en la factoría, para cada botella o tarro de cristal se realizan dos pares de matrices, necesarias para los dos pasos consecutivos de la fabricación de botellas.

Una primera pareja de moldes, los preparadores, son los que reciben la gota de vidrio fundido para dar una preforma a la botella, que acaba de fabricarse en una segunda pareja de moldes, los terminadores. Cada pedido consta de una serie de 70 moldes, con un precio de unos 500 euros cada uno, con más preparadores que acabadores -40 frente a 30- debido al mayor desgaste que sufren los moldes que reciben el vidrio a más alta temperatura.

Los moldes que salen de la fábrica de Gijón tienen que soportar temperaturas de hasta 1.000 grados centígrados. La rapidez con la que el molde absorbe el calor y lo disipa, endureciendo el vidrio, es clave para la productividad de los fabricantes de botellas. Cada serie de moldes da para fabricar unos 8 millones de botellas, antes de que el desgaste obligue a reemplazarlos.

El primer paso en la fabricación de cada unidad es hacer la forma de la mitad de la botella o del tarro, utilizando fresadoras. Después de comprobar que las dos mitades se ajustan entre sí, se pasa a hacer en un torno la parte exterior del molde, la que encajará en la maquinaria de la cristalera.

Los operarios pulen con maquinaria la parte interior hasta dejarlos como espejos los moldes, tras lo que se realizan con fresadoras pequeñas los grabados y relieves. El último paso es el control de calidad.

Los moldes se hacen en hierro fundido, salvo la base de los acabadores, para los que se usa una aleación de bronce (incramet), más resistente a la corrosión que el acero, dado que es en esa parte del molde en la que se produce un mayor desgaste.

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