En su establecimiento de la calle San Antonio, el popular "Islandia", se servía en verano, cuando apretaban los calores, un menú del día a base de fabada, cabrales y sidra. Lo curioso de ese menú era su gélida temperatura. Pepu Noval, el propietario del "Islandia", que popularizó en Gijón helados con sabores de platos típicos de la gastronomía regional, falleció ayer a última hora de la tarde, en el interior del establecimiento.

Noval, dueño con su hermana Úrsula de un dulce comercio gijonés con más de medio siglo de vida a sus espaldas, fue hallado muerto en la heladería por sus familiares. Al parecer pudo sufrir un problema cardiovascular. Pepu el del "Islandia" era un referente del comercio gijonés, por su carácter emprendedor y por su peculiar socarronería.

El establecimiento que regentaba abrió sus puertas en 1958. El matrimonio formado por Francisco Noval Antuña y Remedios Rodríguez, junto con un tío del primero, Perfecto Antuña "El Cubano", compartían una pequeña confitería en Tuilla. Pero querían ir a más. El 24 de agosto de ese año, a las puertas de la década de los sesenta del pasado siglo, decidieron ampliar las miras empresariales y dar el salto a Gijón, abriendo una heladería que en sus inicios, en la misma calle San Antonio que hoy, elaboraba helados de chocolate, vainilla, nata y fresa, El nombre de "Islandia" se lo puso "El cubano", porque era un sitio donde hacía mucho frío.

Corrían los años 70, cuando el hijo pequeño de la familia, "Pepu", se incorporó al negocio, como también haría su hermana Úrsula, perpetuando la tradición familiar, ya que en la actualidad trabaja también en la heladería Iván Acevedo, hijo de Úrsula. Fue Pepu quien, ya al mando del negocio, decidió innovar con sabores desconocidos hasta la fecha en la heladería. A principios de los años 90 empezaron a ofrecer a sus clientes helados de cabrales, sidra y fabada, a los que siguieron otros sabores sorprendentes, como calimocho, marañuelas, palomitas, oricios y callos.