Es un capricho de la genética, no del todo infrecuente, pero no por ello menos llamativo. En casa del gijonés Avelino Meana han nacido dos corderos de la misma madre, de raza carranzana, con la curiosidad de que uno es blanco y el otro, negro. "Nunca nos había pasado algo así en 20 años, y por aquí tampoco tenemos constancia de que haya ocurrido", afirma sorprendido. "Aquí" es su casa de Lavandera, en la que lleva dedicado a la crianza de ovejas y corderos casi por casualidad, porque "un nieto se encaprichó un día con una oveja y no paró hasta que no se la compré", explica el vecino.

Desde entonces, y "más por entretenimiento que por otra cosa", el ganado ovino no ha dejado de dar sorpresas en Lavandera. Porque hace unos años un ejemplar de su rebaño dio a luz a cinco corderos. Lo de esta vez ha sido igualmente "sorprendente", porque según explica Avelino Meana, "los corderos suelen salir a su madre, es raro que tiren al padre, y además hay muy pocos carneros negros".

El padre es de color negro y la madre, en este caso, es blanca, y por eso fue todo un hallazgo cuando el pasado lunes acudió al prado y se la encontró recién parida con sus retoños, dos machos bicolor. Una curiosidad que ha atraído a numerosos curiosos hasta la verja de su finca estos días. "Ha venido mucha gente a hacerles fotos, porque además están muy espabilados, son grandes y están muy sanos", asevera. Tal ha sido el éxito del pequeño cordero negro que "ya han venido a pedírmelo para dejarlo como padre en un rebaño". Un trato que ha aceptado "a cambio de que me traigan otro aunque sea blanco", explica entre risas.

Avelino Meana está jubilado, después de toda una vida dedicado a ser tratante de ganados, una tarea en la que lo ayudó siempre su mujer, María del Carmen Sánchez. Entre vacas de leche, conejos y gallinas, los corderos se han hecho un hueco especial. "A los nietos les encantan, el pequeño está deseando conocer a los recién nacidos", indica.

Una alegría que celebrarán por partida doble, porque además de los caprichos de la genética, Avelino y su mujer están a punto de festejar sus 50 años de casados. Lo harán dentro de unos días con una comida familiar, y en el menú habrá cordero. "Pero no de casa", bromea. Esos se quedan para la admiración del vecindario.