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Soledad Córdoba: "En mis últimas obras ahondo en la idea de dolor, sin florituras"

La artista avilesina inaugurará mañana la muestra "Devastación" en la sala Gema Llamares, proyecto inédito hasta ahora

Soledad Córdoba, ayer, en la sala Gema Llamazares, con algunas de sus obras. ÁNGEL GONZÁLEZ

"Es mi proyecto más crudo". La avilesina Soledad Córdoba (1997), uno de los nombres destacados del arte asturiano del nuevo siglo, vuelve a exponer en el Principado después de aquella celebrada muestra, "Cuerpo, lugar, silencio", que le dedicó el Centro Niemeyer en el 2012. Y lo hace con una vuelta de tuerca a sus materiales expresivos, tal y como pone de manifiesto "Devastación", una propuesta comisariada por Susana Blas que tiene previsto inaugurar mañana, sábado, en la sala Gema Llamazares. "Son obras en las que ahondo en la idea de dolor, sin florituras", asegura.

"Devastación", que muestra a una Soledad Córdoba mucho "más madura", en palabras de Susana Blas, es un proyecto inédito hasta ahora y novedoso en varios aspectos. Está la artista enfrentada a sus fantasmas personales desde la disciplina por la que es más conocida, la fotografía, pero también la creadora que conjura sus experiencias vitales desde el dibujo, el vídeo o la instalación.

"Es una exposición que tiene un carácter más multidisciplinar que la anterior, 'Limbo' (Vitoria-Gasteiz, 2014); los dibujos, por ejemplo, son algo nuevo", explica Soledad Córdoba, para quien "Devastación" habla, desde esos distintos ángulos, de la "transformación del dolor". Hay en esta autora una continua necesidad de interrogarse por los asuntos decisivos de la existencia. Y de ahí deriva toda una metafísica que vuelca en imágenes de raro lirismo, que trascienden la anécdota.

Soledad Córdoba, que es doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid y se ha formado en París, Londres o Barcelona, parte aquí, posiblemente, de la propia densidad biográfica y se acompaña de las estelas que le ha dejado la lectura de la poeta suicida argentina Alejandra Pizarnik (1936-1972), una maestra del sufrimiento. El núcleo temático de "Devastación" está en estas palabras de la comisaria de la exposición: "De repente, un día experimentas algo que se rompe por dentro, que te descoloca y pone a la deriva tu voluntad". "Hablo del dolor, de una rotura interior, de lo que hace tambalear la identidad, pero quiere ser algo universal", explica. Gema Llamazares llevará también obra de la artista asturiana a la madrileña feria de arte emergente Justmad, que se inaugurará el próximo día 23.

"Devastación" se organiza sobre dos ejes: "Hogueras frías" (referencia directa a un verso de Pizarnik), que reúne la serie fotográfica, vídeo e instalación, y "Ojos tatuados", en el altillo de la sala, donde agrupa dibujos y algunos escritos.

El dolor, sí, pero ¿el arte es una vía de salvación, bálsamo para las heridas que causa la vida? "No me lo había planteado, pero me he dado cuenta de que sí y de que es mi manera de tomar posición ante el mundo; la creación es algo catártico, curativo", responde la artista.

Soledad Córdoba aparece en sus fotografías, como saben quienes conocen su trabajo. Se autorretrata, aunque a distancia de la composición de género o de la tentación narcisista. Y lo deja claro: "No son fotos necesariamente autorreferenciales, aunque parta de experiencias y de lo vivido". Es cierto, su obra trasciende la anécdota. Es lo que pone cuidado en describir como "transformación del dolor en otra cosa".

Ese desnudamiento y la poda de los retoricismos tienen también su correlato técnico: "Una de las cosas importantes es que he evitado el retoque, el tratamiento digital; me he enfrentado a la fotografía tal cual y con una iluminación natural". Los resultados cromáticos sorprenderán, quizás, a quienes conozcan otras imágenes de Soledad Córdoba.

Hay en "Devastación" un mayor oscurecimiento de la paleta, más texturas que remiten a una cierta sensación de aspereza. Son fotografías tomadas en una playa asturiana y en Madrid, donde reside la artista: polígonos grises o naves abandonadas. "Devastación" puede verse, también, como el relato iconográfico de una experiencia vital. La serie "más madura" de su autora, como insiste Susana Blas.

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