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Colectivo de Vega en defensa del medio rural

Plan General de Obviedades

Un documento que se entrega con retraso y cuyo contenido se desconoce

Gracias a la prensa local hemos podido saber de la existencia de una plataforma en demanda de la aprobación de un PGO para Gijón, integrada por colectivos del mundo empresarial y vecinal. De la actividad de ese frente social tan solo tenemos conocimiento de su adhesión a un manifiesto promovido por el Colegio de Arquitectos (a cuyo texto, por cierto, nos llevó una semana acceder), donde los firmantes piden que los políticos trabajen guiados únicamente por el interés general de nuestro municipio, dialoguen buscando el consenso y resuelvan sin mayores dilaciones. O sea, que cumplan con su obligación.

Sin embargo, esta obviedad, que cualquier ciudadano normal apoyaría, se aprovecha para exigir acciones con las que ya no todo el mundo estaría de acuerdo, como por ejemplo la exigencia de celeridad en la aprobación de un documento que es desconocido para la mayoría, e incluso que se "apruebe el día 19 de febrero un plan, sea el que sea". Es decir, que todavía hay quien pide volver a practicar la temeraria conducción del "plan Sanjurjo", con la que se estrelló el urbanismo gijonés recientemente.

Es cierto que no todas las formaciones políticas apuestan por este estilo de tramitación, porque, por primera vez, en la oposición hay voces nuevas que reclaman diálogo, sensatez y legalidad en este PGO: las del grupo que trabajó y presentó sus propuestas de cambios al documento de aprobación inicial entregado por el equipo redactor la pasada primavera.

Sin embargo, no solo la prisa repentina de estos días siembra incertidumbre en el urbanismo local. Cuando decimos que el documento de aprobación inicial que se llevará al Pleno es desconocido para la mayoría, nos referimos también a la mayoría de los concejales, a la vista de sus pendulares declaraciones sobre cifras y criterios. Por otro lado, algunos ediles dieron a entender que el plan tiene fallos de calado suficiente para su anulación, pero curiosamente se cuidan mucho de concretar cuáles son esos fallos, cuando sería su obligación haberlos advertido desde el primer momento. Por si esto fuera poco, tenemos las manifestaciones del titular de Urbanismo sobre las características de este plan, unas contradictorias, y otras que hacen pensar en el desprecio a alegaciones esenciales presentadas al documento de prioridades, cuando no en el desconocimiento de las leyes por parte de este edil. Si a esto sumamos el retraso en la entrega de los documentos definitivos por parte del equipo redactor del PGO y la baja del arquitecto jefe que debería supervisarlo, la verdad es que todo esto hace pensar en un panorama más bien sombrío, que incita a demandar una vez más lo que también es obvio: reconocer la realidad del municipio, cumplir la legalidad vigente y respetar a la ciudadanía.

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