La Fiscalía pide 32 años y medio de cárcel para el hombre acusado de robar en cinco establecimientos de Gijón con la cara tapada. El acusado utilizaba siempre el mismo "modus operandi". Después de conseguir su botín amenazando a sus víctimas con un objeto contundente, el ladrón cerraba con llave las puertas de los negocios para impedir que los denunciantes avisaran a las autoridades.

El primero de los delitos que se imputa al procesado tuvo lugar el 17 de marzo de 2015 a la una y media de la tarde en una panadería de la avenida de Portugal. El acusado amenazó a la dueña del negocio con un cuchillo, la obligó a meterse en el almacén y se apoderó de 30 euros en efectivo, un teléfono móvil, una cartera y una alianza y una sortija de oro. Dejó a la mujer dentro del local diciéndole que había otro ladrón fuera y que si salía "la mataría". El fiscal asegura que no pasaron ni 24 horas cuando el procesado volvió a actuar. Al día siguiente a las once de la mañana el hombre amenazó con una barra metálica a la dueña de un estanco situado en la calle Rosario de Cimadevilla. Se llevó 850 euros después de dejar a la víctima encerrada en el local. La denunciante tuvo que desencajar la puerta para salir.

El día 19 de marzo el delincuente asaltó una panadería de la calle Espronceda. Cubrió su rostro con una capucha y una braga y se llevó 70 euros de la caja registradora. El día 20 el hombre, armado con un destornillador y con un pasamontañas sobre su cabeza, atracó una tienda de ropa de la calle Manuel Llaneza. La dependienta de este local no le quiso dar el dinero por lo que el delincuente la golpeó en varias ocasiones. El representante del Ministerio Público asegura que la víctima sufrió lesiones de las que tardó en curar 105 días. El último de los sucesos tuvo lugar a las once de la mañana del día 21 de marzo en una sidrería de la calle Arroyo de la que el ladrón se llevó 600 euros y dos botellas de alcohol después de dejar herida a la camarera que se encontraba en ese momento al frente del negocio.

La Fiscalía considera al acusado autor de varios delitos de robo con el agravante de disfraz. La Policía Nacional detuvo al procesado justo después del último asalto. Las descripciones físicas que aportaron los testigos y las víctimas ayudaron a los agentes a dar con el delincuente. Desde la Comisaría de El Natahoyo se había desplegado un dispositivo especial en el que se pidió la colaboración de la Policía Local para dar con el delincuente "dada la gravedad de los hechos y la peligrosidad de la persona buscada", tal y como reconocían por aquel entonces las autoridades policiales.