Dos de los acusados de asaltar la cafetería Ébano en enero de 2012 negaron ayer ser los responsables del atraco que se saldó con un botín de 40.000 euros. Los procesados que se sentaron en el banquillo -un camarero y su hermano-, aseguraron que en el momento del suceso estaban "jugando un partido". El tercer imputado no compareció en el juicio.

A pesar de que la Fiscalía no pide cárcel para los presuntos delincuentes al entender que no hay pruebas claras contra ellos, la acusación particular mantiene que el empleado del Ébano ayudó a los otros tres delincuentes -uno de ellos aún en busca y captura-, a entrar en el local y les dijo donde guardaban sus jefes el dinero que ese día estaba guardado en la caja fuerte para pagar a empleados y proveedores. "Entraron con pasamontañas, guantes y casco. Sabían donde encontrarlo todo", relató ayer uno de los propietarios del Ébano. "El hermano de nuestro camarero frecuentaba mucho el bar y después del atraco no volvió", afirmó el denunciante.

Los agentes de la Guardia Civil que pararon el coche de los atracadores poco después del asalto reconocieron que no habían encontrado en el vehículo "ni pasamontañas ni cascos" pero insistieron en que los detenidos mantenían "una actitud sospechosa". "Cada uno daba una versión de hacia donde iban y de lo que habían hecho. Ellos decían que venían de jugar un partido pero por su actitud no parecía que acabaran de hacer deporte", relató uno de los funcionarios de la Benemérita.