El hombre de origen boliviano acusado de abusar sexualmente de la hija de su novia, una menor a la que el agresor sometió a vejaciones durante casi nueve años, aceptó ayer una condena de siete años y medio de prisión en el juicio por estos hechos que tuvo lugar en la sección octava de la Audiencia Provincial de Asturias.

La abogada de la defensa llegó a un acuerdo con la fiscal encargada del caso, que pedía en un principio que se impusiera al reo una pena de doce años de privación de libertad. El hecho de que el hombre reconociera los hechos desde un primer momento y de que hubiera pagado parte de la indemnización de 15.000 euros impuesta en favor de la víctima hicieron que la representante del Ministerio Público aceptara rebajar la solicitud inicial de condena.

El acuerdo entre las partes evitó que el reo tuviera que volver a declarar ante el tribunal. El agresor se limitó a aceptar los hechos y volvió a la cárcel de Villabona, en donde lleva cumpliendo una orden de prisión provisional desde que fuera detenido por los abusos en julio de 2015. Fue entonces cuando la madre de la niña conoció los hechos. La mujer pilló "in fraganti" a su pareja abusando de su hija y alertó a la Policía. La investigación posterior permitió averiguar que no se trataba de un hecho puntual. El reo llevaba abusando de la niña desde mediados de 2007, cuando la pequeña sólo tenía 7 años.

Además de la pena de cárcel, el acusado aceptó durante el juicio -que se celebró a puerta cerrada-, una orden de alejamiento que le impide comunicarse con la menor durante los próximos años. El hombre no deberá cumplir en España toda su condena. Cuando supere los cuatro años de permanencia en la cárcel podrá abandonar España y volver a su país.

Durante la instrucción del caso el ahora condenado llegó a reconocer a preguntas de la magistrada y del fiscal que había cometido los abusos de los que se le acusaba pero que habían empezado cuando la menor tenía 13 años, la edad de consentimiento para mantener relaciones sexuales. Los informes elaborados por los psicólogos y los forenses que en su día atendieron a la víctima desmontaron esa versión de los hechos: la pequeña llevaba años, antes de cumplir los trece, sufriendo vejaciones.

La representación legal de la menor corrió a cargo ayer de la abogada Ana María González, representante de Cavasym en Gijón, el Centro de Atención a Víctimas de Agresiones Sexuales y Malos Tratos. Una entidad que aún hoy, casi un año después de que este caso fuera denunciado, sigue presentado asistencia a la joven víctima.