Aurora González Ginzo es la secretaria de la Asociación por la Gestación Subrogada en España. Una entidad que lucha por la legalización y regulación de esta modalidad de reproducción asistida en la que, además de los futuros padres, participa una mujer que gesta el embrión, un vientre de alquiler. Y que, en la actualidad, causa numerosos inconvenientes a quienes optan a esta vía por la situación de alegalidad que se vive en España. Ayer participó en un coloquio en la Casa del Pueblo invitada por las Juventudes Socialistas.
-Gestación subrogada: ¿Mercantilismo o altruismo?
-Puede ser altruista o comercial, depende de la regulación. Nosotros defendemos una regulación altruista, con el mismo modelo que tenemos ahora mismo en España para la donación de gametos, de esperma y óvulos, con una compensación económica por los gastos que supone para la mujer que lleve la gestación adelante y también por las molestias y los inconvenientes de una gestación, un parto y un puerperio. Si una donación de esperma se compensa con entre 70 y 80 euros y una donación de óvulos con entre 700 y 900, una donación de la capacidad de gestar tendrá que compensarse con una cantidad suficiente.
-¿En qué punto está la iniciativa legislativa popular?
-Tenemos redactada la proposición de ley, con lo cual podríamos poner en marcha la iniciativa legislativa popular, pero ahora mismo no es el momento con esta situación de gobierno en funciones. Además queremos utilizar la vía de los grupos parlamentarios, hablar con todos y ver si alguno nos apoya. Por ejemplo Ciudadanos ya la llevaba en su programa, y queremos que los demás apoyen la regulación para dar solución a un problema que está aquí.
-¿Cuáles son las principales dificultades a las que se enfrentan quienes deciden ser padres por esta vía?
-La principal demanda es que se regule aquí el proceso, porque la mayoría de la gente no tiene los recursos necesarios para irse a otros países, especialmente a los Estados Unidos donde la regulación es garantista. Pero también a países donde el coste es menor como Ucrania o Rusia, pero las garantías son menores. Lo primordial es que se regule en España para que cualquier mujer o cualquier hombre que lo necesite pudiese acceder a ello dentro de su país, con un marco jurídico que protege a todos los españoles en igualdad de condiciones.
-¿La gente se sigue arriesgando a iniciar el proceso en los países del Este?
-Está claro que existe una demanda y los hombres y mujeres que desean ser padres lo desean por encima de todo y hacen todo lo posible. Y así caen en manos de agencias que no siempre tienen interés en ayudar sino que tienen intereses más particulares, sin tener en cuenta las ilusiones de estas familias. Rusia es un país al que no pueden ir mujeres solas ni hombre solos, porque su regulación no encaja con la española para inscribir a los niños. Desde la ley española se considera madre a la que pare, y la ley española va a considerar siempre madre a la gestante. Si no hay un varón que pueda reclamar la paternidad no hay manera de sacar a ese niño de ese país. Ahora mismo hay una mujer en esta situación en Moscú, que no puede traerse a su niña. Y no es un problema de que el cónsul no esté haciendo lo posible por inscribirla, sino que la ley rusa y la española no son compatibles ahora mismo.
-¿Qué papel juegan las agencias?
-Desde que empezamos en 2013 están apareciendo agencias sin parar, que ven negocio en la desesperanza de los padres y las madres, y las hay que actúan de una forma honrada y ética, y las hay por desgracia que tienen muy poco de honradas.
-¿Qué consejos dan a quienes eligen la gestación subrogada?
-Nosotros los remitimos a la asociación de familias "Son nuestros hijos", que tienen detrás una experiencia personal para aconsejar a quienes inician el proceso. Desde luego les aconsejamos mucha prudencia.
-¿Es Estados Unidos la mejor opción?
-Sí, sin duda. Nosotros tomamos como modelo California, donde no existe una regulación como la nuestra basada en leyes y reglamentos, sino que se establece a través de sentencias judiciales. Llevan más de 30 años haciendo gestación subrogada y todo está muy claro desde el primero momento. No hay explotación de la mujer, son mujeres de clase media-alta, con una situación económica estable, que lo hace por solidaridad con otras personas y sus derechos están garantizados por un juez que se encarga de ver que todo el proceso se lleva a cabo con el máximo respeto a los derechos.
-¿A cuánta gente podría beneficiar la regulación de esta modalidad?
-Estamos hablando de miles de personas. Se estima que una de cada 5.000 mujeres al año nace sin útero, hay otras muchas otras con malformaciones de nacimiento, otras que lo pierden durante su edad fértil, y además hay muchas mujeres afectadas por enfermedades incompatibles con el embarazo, como la diabetes, el cáncer, el lupus, cardiopatías... que hacen que el embarazo las ponga en riesgo de muerte. Y también están las parejas de hombres homosexuales o los hombres solos que no quieren renunciar a ser padres.
-¿Hay poca información?
-Las noticias que llegan a España sobre esta cuestión son alarmistas, referidas a países tercermundistas donde no hay regulación. Pero hay otros países donde las cosas se hacen bien y es donde tenemos que mirar como modelo. Con todo lo que se está hablando ahora de este tema hay muchas personas que se están enterando de que existe una vía para que ellos puedan ser padres.
