El programa "La obra de paso" permite contemplar y estudiar obras del pintor gijonés Evaristo Valle (1873-1951), uno de los creadores asturianos fundamentales del siglo XX, que por distintas razones son poco conocidas pese a tener una innegable importancia. Es el caso de "Faena del carbón", que se presentó ayer en el museo que lleva el nombre del artista en Somió, un óleo sobre lienzo de 100,5 por 90 centrímetros firmado por su autor en 1925.

"Faena del carbón" forma parte de la serie de cuadros que Valle dedicó a algunas labores relacionadas con la actividad minera, fundamentalmente trabajos centrados en los distintos trasiegos de los carbones. Es una temática que, según los expertos en la obra del pintor gijonés, Valle inició en la primera década del pasado siglo y tendría continuidad hasta entrados los años cuarenta.

A la presentación de "Faena del carbón" acudió Salvador Carretero, director del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Santander y Cantabria, a cuyas colecciones pertenece el óleo de Valle, así como Francisco Zapico, crítico de arte y especialista en la obra del pintor gijonés, y Guillermo Basagoiti, director del Museo Evaristo Valle.

Según las informaciones que se conocen de "Faena del carbón", el lienzo aparece ya reproducido en la revista madrileña "La Esfera" en 1929, cuatro años después de la fecha en la que Valle concluyó la pieza. La Comisión de Bellas Artes y de la Consejería de Instrucción Pública del Frente Popular de Asturias adquirió la pieza en 1937, en plena Guerra Civil, con la intención de ayudar al artista, según las fuentes que han estudiado la historia del cuadro. Al término de la contienda, el Servicio de Defensa del Patrimonio Artístico Nacional se incauta de este óleo y lo deposita en el Ayuntamiento de Santander. Permaneció en el despacho de la Alcaldía de la capital cántabra durante décadas, hasta pasar a su actual emplazamiento, en el citado museo santanderino.

"Faena del carbón" tiene una relación directa con la visión pictórica y humanista que Valle dio, en muchas de sus obras, del mundo del trabajo. El artista pone su sentido del color y de la composición al servicio de una mirada comprensiva, solidaria, poética y jamás demagógica. Y este óleo, que permanecerá hasta el próximo 30 de junio en el museo dedicado a custodiar la obra y la memoria del pintor gijonés, es un muy hermoso ejemplo de una pintura en la que se aúnan denuncia y amor al prójimo.