Emily Dickinson (1830-1886) dejó a su muerte una extraordinaria colección de casi mil ochocientos poemas, de los que sólo había publicado una decena. Considerada en vida como una excéntrica a la que le gustaba vestir de blanco y con tendencia a la reclusión en su ámbito familiar, hoy es considerada como una de las voces fundacionales de la poesía estadounidense. Forma parte del canon, junto a un selecto grupo en el que la acompañan Edgar Allan Poe, Walt Whitman o Emerson, el filósofo que con su visión trascendentalista del mundo tanto influyó en las letras norteamericanas.

Hay en "1-600", la exposición que su autora, Estefanía Martín Sáenz, inauguró el pasado viernes en Espacio 2 de la galería gijonesa Gema Llamazares, una recreación de los sutiles y complejos mundos líricos de la poeta de Amherst (Massachusetts) desde un muy original despliegue plástico a partir de distintas técnicas, en las que el dibujo ocupa un lugar axial. Conviene tener en cuenta que la creadora vasca (nació en Bilbao en 1982) obtuvo el año pasado el primer premio de dibujo de "DKV-Makma", un galardón importante, por "Las ausentes", donde reinvidica personajes femeninos de los cuentos clásicos que hemos venido considerando como secundarios.

Lleva razón la comisaria de esta exposición, la siempre inquieta Semíramis González, cuando describe las piezas que la artista bilbaína ha hecho para la sala Gema Llamazares como un "ejercicio de sinestesia". En Psicología, este término se define como "la imagen o sensación subjetiva determinada por otra sensación que afecta a otro sentido diferente". La singular dicción verbal de la poeta estadounidense, con una sintaxis compleja y rupturista pese a su sencillez aparente, tiene su correlato visual (algunas de las piezas se acompañan de textos de Emily Dickinson) en las variadas y metafóricas propuestas de Estefanía Martín Saénz: telas intervenidas que ofrecen un nuevo sentido, dibujos matéricos, pintura y hasta una pequeña escultura, "La sortija".

Licenciada en Bellas Artes por la Complutense y muy interesada en los discursos de mujeres orilladas por la ceguera social ante sensibilidades ajenas a lo convencional, esta propuesta de la creadora vasca replica y renueva una lírica de la singularidad.