Antonio Corripio seguirá madrugando cada mañana para acudir a su rincón del Grupo Covadonga, en un pequeño gimnasio apartado de la masificación, donde, desde las 6.30 a las 7.30 horas, siempre realiza un circuito de ejercicios que le enseñó un amigo bombero. Y los viernes seguirá llevando a su hija Irene, de cuatro años, al cursillo de natación. Sábados y domingos disfrutará de las instalaciones, como siempre ha hecho, también junto a su mujer Alejandra Fernández Anta, que será vocal de su directiva.

Pero a buen seguro ahora los socios le pararán por los pasillos o en la cafetería, como ya ocurría ayer. Va en el cargo de presidente. "¡Ahí, presi!", le gritaba un grupo de jóvenes deportistas. "Enhorabuena", le decían unos monitores de tenis. Muchos le votaron, otros muchos no, pero casi todos le felicitan. "Vaya nochecita, qué nervios. No dormí en toda la noche", le contaba ayer, tras saludarle y felicitarle, Patricia Rivas, una socia que colaboró con su candidatura. "Nos ha dado un montón de buenas ideas para reactivar la zona de spa", confesaba Corripio. Se refiere a proyectos como matronatación o estimulación acuática para bebés.

El nuevo presidente recoge saludos, abrazos y felicitaciones tras una intensa jornada electoral. "Uno siente un poco el peso de la responsabilidad, la tarea que tenemos por delante, sobre todo para no defraudar a nadie. Aunque ganamos la elecciones hay una parte importante que votó a la otra candidatura y nosotros, que tenemos como uno de los objetivos fundamentales escuchar a los socios, debemos escucharles también", sentencia con ese talante cercano que empiezan a conocer cada vez más socios grupistas.