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MICHAEL DUNEV | Fotógrafo, expone "Liquid" en el Museo Evaristo Valle

"Una de las grandezas del arte es que nos deja al menos vislumbrar la belleza"

"Creo que en muchos aspectos la fotografía en blanco y negro tiene más potencia que la hecha en color, en la que es más fácil la distracción"

Michael Dunev, ayer, en el Museo Evaristo Valle. ÁNGEL GONZÁLEZ

El Museo Evaristo Valle abrirá mañana al público "Liquid", exposición del fotógrafo, galerista y editor Michael Dunev. Madrileño de 1952, artista intenso y reticente a mostrar su propia obra en favor de la de autores por los que ha ido apostando como galerista, reúne ahora en las instalaciones de Somió treinta y ocho imágenes en blanco y negro, impresas por él mismo en inyección de tinta sobre papel Hahnemüelle Photarg Pearl y a partir de soportes analógicos o digitales. "Liquid" ofrece un singular recorrido por más de tres décadas y media de una intensa dedicación. Son instantáneas incluidas en un reciente libro, "Parallax", en el que documenta la trayectoria de un fotógrafo que salió de España en 1968 y estuvo durante años en América, incluidos los Estados Unidos. Dunev tiene una interesante historia familiar que cuenta antes de charlar con LA NUEVA ESPAÑA. Sus apellidos se explican por el origen sueco y suizo de sus progenitores. Explica que su padre fue espía de los "buenos", es decir, de los aliados, en la Segunda Guerra Mundial. La exposición se acompaña de un audiovisual del artista, "Umbral".

-¿Qué ha querido reunir en "Liquid"?

-Es una selección que ha hecho el Museo Evaristo Valle a partir de mis trabajos dedicados al agua. Este año Polígrafa editó un libro mío, "Parallax", con una división temática de cuatro apartados: lugares, pasajes, líquidos y otra más antropológica sobre la última danza de la muerte que se hace en España, en un pueblo al lado del mío.

-Estamos ante una exposición que incluye fotos tomadas en un arco temporal muy amplio, desde 1977 a 2014. ¿Por qué ese interés permanente por un tema?

-El tema del agua me ha interesado desde siempre, aunque no es el único. Lo que ocurre que el museo se ha interesado por ese aspecto de mi trabajo, quizás porque aquí el mar está muy próximo.

-Todas las imágenes son en blanco y negro. ¿Por qué esa opción frente a la del color?

-Creo que la fotografía en blanco y negro tiene, en muchos casos, más potencia que la de color. Son imágenes en las que no te dejas distraer por el color. La abstracción o la sencillez, en el caso de mis fotografías, tienen más posibilidades con el blanco y negro. Te da una mayor capacidad para la evocación.

-La muestra está formada por imágenes tomadas en distintas partes del mundo. ¿Son imágenes encontradas o que usted ha buscado, preparado?

-Cuando tenía una cámara pequeñita, pues me la metía en el bolsillo y fotografiaba lo que encontraba. En los últimos años, el aparato fotográfico se ha ido haciendo más pesado, con lo que hay que ir a buscar esas imágenes, aunque cierto que no hay, quizás, la misma espontaneidad de antes.

-En algunas fotos la figura se diluye y surgen sugerentes abstracciones. ¿Es una posición estética que le ha interesado?

-Lo que generalmente busco con mis encuadres es la sencillez, y la sencillez lleva inevitablemente a la abstracción.

-En muchas de las imágenes hay -al menos yo lo percibo así- como una cierta sensibilidad que parece venir de cierta pintura romántica y de una estética norteña, si me permite la expresión...

-Me atrae mucho la belleza. Es una de las grandezas del arte: nos deja, al menos, vislumbrar la belleza. Y eso está en el Romanticismo, claro. Ahora bien, no hay en mi caso una deliberada búsqueda estética de eso, es lo que sale. A veces fotografías algo y, sin embargo, no sale. Cuando trabajabas en laboratorio, no veías hasta que lo tenías todo positividado; ahora, sin embargo, es cuando empieza a emerger ante la pantalla del ordenador.

-¿Cuándo sabe que está ante una buena foto?

-Bueno, yo creo que es una sensación bastante inmediata, aunque, a veces, llegas a casa y te das cuenta de que te has equivocado.

-Ha antepuesto la representación de otros artistas a la muestra de su propia obra. ¿Por qué?

-En los años setenta quería ganarme la vida como fotoperiodista; después, cuando empecé con la galería, pues la verdad es que tenía más confianza en el éxito de los artistas que exponían conmigo. Mi labor era promover ese trabajo; me resulta más fácil hablar de su obra que de la mía.

-¿Timidez?

-Quizás, o por falta de confianza. Es algo que no sé muy bien. Lo cierto es que a mí me resulta más fácil hablar de la obra de los demás que de la propia.

-¿Sigue con la fotografía?

-Sí, sí, aquí mismo, en Gijón, me han venido ideas para dos o tres fotos.

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