A Linda Acosta no se le borraba ayer la sonrisa de la boca. Estaba feliz sin disimulos. Por primera vez en los cinco años que esta paraguaya lleva residiendo en Gijón pudo rendirle culto a su Virgen de los Milagros de Caacupé -que en guaraní "detrás de la yerba"-, patrona de su país, a la que muchos llaman "la Virgencita Azul", y a la que Acosta lleva venerando desde que de niña "veía la fe que tenía mi abuela".

Esta vecina de El Coto se sintió "un poco más cerca de casa" gracias al trabajo de la Asociación de Paraguayos de Gijón, colectivo que lleva tiempo organizando eventos solidarios con el fin de recaudar fondos con los que poder cumplir el sueño de tener en Asturias una réplica de su patrona. En diciembre llegó la anhelada imagen -mide algo más de un metro y pesa 19 kilos-, en viaje desde Estados Unidos pasando por el aeropuerto de Barajas. Y lo celebraron. Lo siguiente, también laborioso, fue buscar una parroquia o capilla que acogiera de continuo a su Virgen y se convirtiera en el lugar donde la "Santina" paraguaya "reciba a sus hijos". Ese lugar, desde ayer, es la iglesia de San Nicolás de Bari.

Con una misa precedida de procesión, con el párroco Fernando Fueyo y el arzobispo Jesús Sanz haciendo los honores, se dio oficial acogida a la Virgen de Caacupé. "Teniendo esta imagen tan cerca puedo sentir que estoy con los míos", señaló Acosta. No era la única satisfecha. Liza Ortiz acudió a la iglesia de con sus cuatro hijos. "Ahora voy a venir más a misa porque es una emoción tener algo tan nuestro cerca. La devoción que sentimos puede ser similar a la de los asturianos con la Virgen de Covadonga", dijo,

"Todos los paraguayos que estamos fuera de nuestros países antes de partir vamos junto a ella a encomendarnos así como también a nuestro regreso. No hay un paraguayo que no le sea devoto", enfatizó Monchy Del Valle, presidente de la Asociación de Paraguayos, quién además quiso lanzar un agradecimiento especial a sor Alicia Fernández Pérez, de las hermanas de María Inmaculada de Oviedo, a la que definió como "una referencia para recibir y acoger a nuestra madre". El paraguayo también se mostró agradecido con Fernando Fueyo, "con el que empezamos todo esto". Al final consiguieron traer a su virgen a Gijón. Y venerarla como se merece.