José Luis Terrón, director del Observatorio Comunicación y Salud y del Instituto de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Barcelona, ofreció ayer una conferencia dentro de las vigésimas segundas jornadas municipales sobre drogas organizadas por la Fundación Municipal de Servicios Sociales en el Centro Municipal Integrado Pumarín Gijón Sur.
-Su charla lleva por título "De qué nos hablan cuando nos hablan sobre drogas". Respóndame a su propia pregunta.
-El título es un poco provocador. Cuando hablamos de drogas tenemos que hablar de distintos consumidores, sustancias y tipos de consumo. Generalmente tendemos al estereotipo y no nos damos cuenta de que la realidad es muy diversa y plural. No es lo mismo hablar de alcohol que de cocaína, tabaco o éxtasis. Tampoco es lo mismo hablar de un joven de 20 años que va a una discoteca o de una señora que está consumiendo ansiolíticos en casa, y eso que ella también se está drogando. Los antidepresivos son la tercera sustancia consumida en España después de alcohol y tabaco.
-¿Se ha cambiado la percepción del adicto a las drogas? ¿Se ha desdramatizado demasiado?
-Sí. Todo el mundo coincide en que se ha banalizado el consumo de drogas. La dramatización de antes iba ligada al tema de la heroína, una sustancia que creaba un consumidor marginal. Ahora se habla de consumidores invisibles, completamente integrados en la sociedad. Siempre hay que tener las cosas claras. Todas las sustancias son nocivas. Evidentemente, si la cantidad que se consume es pequeña podemos convivir perfectamente sin que pase absolutamente nada. Pero lo que pasa ahora es que parece que las drogas no conllevan ningún riesgo.
-¿En qué ha fallado la información que se da actualmente a los jóvenes sobre las drogas?
-Los jóvenes están informados pero los discursos que se dirigen hacia ellos son distantes y paternalistas y hay que cambiarlos. Dado que igualmente se va a consumir, en lo que hay que hacer hincapié es en minimizar los daños. A veces me quedo sorprendido con las estadísticas. Recuerdo que cuando yo era pequeño mi padre bebía cuando salía a divertirse. Yo también lo hacía y ahora nos sorprendemos porque los jóvenes beban. De pequeño a mi me daban todos los días antes de comer un vaso de vino de una marca que se anunciaba en televisión y que servía para abrir el apetito. Ahora nadie se le ocurriría dar un vaso de vino a un niño antes de comer.
-Hay que admitir entonces que los jóvenes van a probar las drogas aunque sea tabaco o alcohol.
-Consumo siempre ha habido. El problema es que ha cambiado la manera de consumir y las sustancias. El prohibicionismo y el derrotismo no llevan a ningún lado. Hay que adoptar el realismo de saber que vamos a convivir siempre con el consumo pero hay que intentar mitigarlo. Pretender que no se consuma es imposible.
