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La pieza perdida y hallada de la Laboral

El descubrimiento de los bocetos de los dos murales que quedaron sin ejecutar en la Sala de Pinturas permite reconstruir el trabajo integral diseñado por Enrique Segura en Gijón

La pieza perdida y hallada de la Laboral

El hallazgo de los bocetos de los dos murales que el artista sevillano Enrique Segura debería haber ejecutado en el muro sur de la Sala de Pinturas de la Laboral ha permitido reproducir de manera fiel lo que debería haber sido el recinto completo, truncado a mediados de los años 50 del siglo pasado por las dificultades económicas y la premura en la puesta en servicio de la Universidad. La labor investigadora del historiador Miguel Ángel Álvarez, quien ejerce como guía turístico en la Laboral y lleva varios años tras la pista de Segura, ha sido fundamental para dar con parte de las pinturas perdidas.

Concretamente, con la Alegoría de la Victoria y la Alegoría del Esfuerzo y el Trabajo Asturiano, los dos grandes paneles que en su día Segura había concebido para el muro sur de la hoy conocida como Sala de Pinturas. Nunca llegó a materializarlos, pero ya tenía todo el trabajo en mente. Es más, llegó a plasmarlo en pequeños bocetos a todo color y con buen grado de detalle con la técnica de óleo sobre cartón. Y a gran tamaño, con las figuras tal cual deberían haber poblado el muro, realizadas con carboncillo. Los bocetos se encontraban, en un caso, custodiados por la familia entre los papeles del artista. Y en el otro, formaban parte de una donación de los descendientes de Segura a la Asociación de Antiguos Alumnos de la Laboral.

Cuando Miguel Ángel Álvarez los tuvo ante sus ojos, inmerso en la búsqueda de los dibujos de Segura para completar su tesis doctoral, no sabía muy bien a qué se correspondían. Pero bastó un análisis más detallado de los dibujos para que se hiciera la luz. "Vi que formaban parte de un trabajo grande, y que cuadraban perfectamente con lo que había quedado sin hacer en el muro Sur, actualmente pintado de verde", señala el historiador.

Así que se puso manos a la obra y tras una apasionante labor de reconstrucción ha conseguido armar el puzzle inconcluso de la Laboral. El pasado viernes Miguel Ángel Álvarez presentó por primera vez los bocetos a color realizados en óleo sobre cartón, en los que Segura detallaba con buen grado de detalle las dos alegorías que cerrarían el ciclo de su paso artístico por la Universidad Laboral.

En el caso de la Alegoría del Trabajo y el Trabajo Asturiano, Segura representó ángeles y trabajadores en dos esferas, el cielo y la tierra, enmarcados ambos en un fondo en el que toman protagonismo los altos hornos "en un claro guiño a la industria de la región para ensalzar su importancia", defiende Álvarez. En el boceto del panel aparecen picadores de la mina, marineros y recolectores del campo en una clara exaltación al culto a la belleza atlética masculina.

En el panel dedicado a la Alegoría de la Victoria aparecen nueve ángeles músicos y danzarines sobre un fondo de arquitectura clasicista de capiteles y dinteles similar al mural de la Alegoría de las Artes y los Oficios que el mismo Segura había pintado años antes en el antiguo Salón de Actos (hoy el Teatro) de la Laboral. En la escena terrenal aparecen varios muchachos que, según explica Miguel Ángel Álvarez, parecen festejar "la cultura como garantía de éxito profesional", de manera que el pintor concentró su atención en "el estudio, la faceta intelectual, sin olvidar la parte física", de nuevo con figuras masculinas musculosas y atléticas.

Se trata, en definitiva, de todo un canto a "el manantial de conocimiento que suponen las nuevas generaciones de jóvenes estudiantes en calidad de futuros trabajadores", y con este panel prácticamente se cerraría el círculo decorativo de la Sala de Pinturas. Porque Enrique Segura había proyectado también para el muro sur de estas dependencias una serie de cinco tondos, unas pinturas circulares del gusto del Renacimiento Italiano que decorarían el espacio entre balcones.

De esas pinturas no han aparecido los bocetos aún, pero Álvarez no descarta hacerse con ellos para acabar de reconstruir un conjunto pictórico de primer orden. Con el valor añadido, además, de que "los bocetos están en tan buen estado de conservación y se elaboraron con tal grado de detalle que, si se tomara esa decisión se podrían pintar los murales o reconstruir los existentes en caso de ser necesario".

Para una hipotética reconstrucción se contaría además con los planos de alzado elaborados por Segura, reproducido sobre estas líneas, en el que se detalla la posición de cada uno de los paneles. Un documento de "vital importancia", señala el investigador, porque "nunca hasta ahora se había podido contemplar la sala en su integridad, con todo lo que Segura había pensado para ella".

Para su trabajo en la Laboral el artista sevillano se inspiró en las obras de los grandes maestros de la pintura renacentista italiana, como Botticelli, Della Robbia, Rafael, Miguel Ángel, Mantegna o Lucca Signorelli, que como señala Álvarez, parecen haber dejado su impronta sobre las paredes de la Sala de Pinturas. Ahora, además, ya no hace falta dejarse guiar por la imaginación para pensar cómo hubiera sido la sala completa. Porque todo estaba en la cabeza de Segura, y gracias al trabajo del investigador, ha salido a la luz para el gran público.

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