"Por debajo del límite admisible". Ese es el riesgo potencial para la salud humana de la presencia de metales en los suelos de las parroquias de Jove y Lloreda. Así se establece en un estudio de la Universidad de Oviedo encargado por el gobierno del Principado de Asturias y que ayer se dio a conocer en una doble ronda de encuentros. Por la mañana, en Oviedo y bajo la presidencia de la consejera Belén Fernández, a una delegación municipal encabezada por la alcaldesa, Carmen Moriyón, y donde también estuvo presente el edil de Actividad Económica y Desarrollo Urbanístico, Fernando Couto. Y por la tarde, en la sede vecinal de Pescadores y con la presencia de los directores generales de Calidad Ambiental, Manuel Gutiérrez, y Prevención y Control Ambiental, Elena Marañón, a representantes de las asociaciones vecinales "La Bareza" de Lloreda y "Santa Cruz" de Jove.

Para elaborar este informe, con un coste de 35.876 euros, se tomaron 250 muestras en 112 hectáreas de suelo repartidas entre ambas parroquias con la intención de determinar la presencia de una veintena de metales. El informe establece que no hay afectación en las plantas y que el suelo tiene niveles de materia orgánica, nutrientes y textura que son "complemente normales".

En el caso de Jove, el estudio del grupo de Tecnología, Biotecnología y Geoquímica Ambiental de la Universidad señala solamente la existencia de anomalías en contenidos de plomo y de forma muy irregular. En Lloreda se detecta una "leve afección de los suelos con niveles anómalos de metales, especialmente en la zona más alta del área estudiada y probablemente derivadas de la deposición atmosférica de contaminantes".

Este es el segundo estudio que realiza la Universidad de Oviedo en ese ámbito. En el primer documento los expertos hablaban de leves anomalías en la acumulación de metales motivadas por emisiones históricas de la industria y el tráfico y no planteaban la necesidad de establecer medidas correctoras. Los vecinos habían denunciado en numerosas ocasiones esa acumulación de metales tanto en las fuentes como en los suelos donde había huertos y mostrados su gran preocupación por los problemas de salud que pudieran generar. Un informe preliminar de la propia Consejería de Infraestructura sobre catorce parcelas de Lloreda, Veriña y San Andrés de los Tacones había constatado anomalías.

Tras la reunión los vecinos criticaron que el Principado no les hubiera hecho llegar toda la documentación. "Nos dicen que hay un poco de contaminación, tan poca que no afecta a la salud pero no nos dicen ni dónde han detectado los metales, ni en qué cantidad. Hemos pedido que nos envíen toda esa documentación para analizarla", explicaba ayer José Luis Fernández Bernardo "Aguirre" de "La Bareza" en referencia a esos 250 puntos de muestreo. El líder vecinal reivindicó más información al Principado sobre este trabajo en los suelos de la zona y hace lo mismo con respecto a las analíticas que ha realizado el Ayuntamiento sobre las fuentes. "Queremos todos los datos. El malestar es grande porque en Tremañes se vive en un estado de emergencia y queremos saber la porquería que estamos tragando", sentenció.