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Rosario de Acuña, estrella del celuloide

Luis Felipe Capellín proyecta su documental sobre la feminista, pensadora y escritora en el 93.º aniversario de su muerte en Gijón

Macrino Fernández, Carlos Riestra y Luis Felipe Capellín, el jueves en el Club. ÁNGEL GONZÁLEZ

Rosario de Acuña, feminista, escritora, librepensadora, masona, poetisa, avicultora, republicana, burguesa de cuna, fue durante un tiempo para muchos niños de Gijón "una bruja", una figura misteriosa que había vivido en una casa solitaria asomada al mar encima de un risco. Un enclave en el que pocos se aventuraban, pero que atraía a muchos.

Fue el caso de Luis Felipe Capellín, quien en los años 60, recién llegado a la ciudad desde su Cangas de Onís natal, se aventuraba en sus excursiones de reconocimiento del terreno hasta la casa de la misteriosa mujer. Fue esa atracción de la infancia, un largo oficio audiovisual y una idea del cantautor gijonés Carlos Riestra los que lo han empujado ahora, medio siglo después, a elaborar un documental sobre ella, la "bruja" por la que tantos gijoneses desconocedores de su figura sentían enorme respeto.

"Descubriendo a Rosario Acuña" es el título del trabajo de Capellín que se proyectó el pasado jueves en el Club LA NUEVA ESPAÑA de Gijón, como parte de los actos de homenaje en el 93 aniversario de su fallecimiento, acontecido un cinco de mayo. Un trabajo en el que repasa de forma condensada una larga vida de avatares que la convirtieron en una figura polémica y en blanco de la ira de los sectores conservadores.

La idea de lanzar este documental recibió el impulso definitivo de mano de Carlos Riestra, quien decidió componer una canción "pese a la dificultad de escribir sobre esta gran mujer", como confesó antes de interpretar su pieza de homenaje a la guitarra.

El homenaje celebrado el Club también incluyó una amplia disertación del historiador Macrino Fernández Riera, quien desgranó capítulo a capítulo su vida, desde su nacimiento en Madrid, sus estancias en las propiedades familiares en Jaén, su decisión de irse al campo para criar aves y vivir de la tierra, sus ácidas obras de teatro con toda la crítica social que contenían, la ruptura de su matrimonio, el fallecimiento de su padre, su ingreso en la masonería o el escándalo que supuso en la época el estreno de la obra teatral "El padre Juan".

Luego llegaría su "exilio" en La Providencia, en la casa a cuya sombra Luis Felipe Capellín aún se sigue sentando durante sus paseos costeros. Un espacio para echar la imaginación a volar y recrear la figura de una de las mujeres más rompedoras de su tiempo. Hoy, 93 años después de su muerte, sigue presente para muchos.

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