"Una sabiduría analógica que se contrapone a nuestra obsolescencia digital". Son palabras de Carlos Vara que ayudan a entender el escenario al que se asoma el poeta y escritor Fernando Menéndez (Mieres, 1953) en su último libro, "Los sueños de las sombras" (Trea), que presentó ayer, acompañado por Emilio Amor, en La Buena Letra. Una muy trabada colección de aforismos y versos en la que su autor pone el foco, como si fueran las estaciones en las que dividimos el año, sobre los tres grandes trágicos griegos (Esquilo, el otoño; Sófocles, el verano, y Eurípides, la primevera) y un lírico mayor como Píndaro (el verano). "Es un mundo en el que podemos encontrar muchas similitudes con el nuestro", aseguró el autor, convencido de que decadencia y corrupción comieron y comen de la misma mano.

"Los sueños de las sombras" es un volumen que se ha abierto paso por distintos caminos, según explicó ayer Fernando Menéndez, profesor jubilado de Filosofía y uno de esos autores que no pueden faltar en ninguna antología del aforismo español del último medio siglo. Detrás de los aforismos que dice un coro griego o de los supuestos fragmentos encontrados en papiros, hay un largo trabajo de investigación sobre el siglo de Pericles y catorce libretas de apretadas notas. Y hasta un curioso hallazgo en la Biblioteca Jovellanos de Gijón: una edición intonsa del "Píndaro" de Marguerite Yourcenar. "La verdad es que me facilitaron mucho el trabajo", señaló agradecido.

El libro, que incluye un esclarecedor prólogo de Carlos Vara, está dividido en cuatro partes, una por cada una de las figuras seleccionadas y por cada una de las estaciones del año. Cada apartado lleva además, a modo de introducción, un poema que ofrece un acercamiento lírico en el que reposan apretadas lecturas. Un ejemplo: "Eres Esquilo/ escrita luz/ de otoño/ una luz que ilumina de blanca soledad/ a los hombres y dioses/ en su dolor/ y su destino".

Fernando Menéndez toma muchos de los textos de los tres grandes trágicos y de Píndaro para hablarnos también de la actualidad. Una prueba de que la literatura atraviesa el tiempo y las épocas. Un aforismo: "La globalización, como la barbarie, es uniforme y estereotipada".