Gijón acoge desde ayer hasta el domingo el XXIII Congreso de la Sociedad Española de Gastroenterología, Hepatología y Nutrición Pediátrica, al que están inscritos 500 participantes. El congreso, que preside Carlos Bousoño y que ayer inauguró Francisco del Busto, arrancó con las reivindicaciones de los portavoces del colectivo para que el Ministerio reconozca esta subespecialidad de Pediatría. Algo que podría estar en marcha, según indicó la presidenta de la Sociedad Española, Carmen Ribes.
"Reivindicamos que nuestra especialización sea reglada y reconocida", indicó Ribes, que dió a los asistentes la buena noticia de que "tras casi dos años esperando, hemos conseguido hace unas semanas que el Ministerio de Sanidad admita a trámite nuestra petición. Aún queda un largo camino, pero podría ser el inicio".
Al margen de cuestiones profesionales Carmen Ribes fue tajante cuando habló del "enorme incremento" que ha sufrido en España la patología digestiva pediátrica. Sobre todo, explicó, "la más compleja". Algo que se debe, en buena medida, a que "niños que tenían enfermedades graves de recién nacidos que antes no superaban, ahora llegan a otras edades y tenemos que afrontar esas complicaciones que no veíamos". Tampoco negó que la patología ha cambiado tanto como la sociedad española: "Hace 40 años había muchas enfermedades infecciosas, como diarreas, propias de países en vías de desarrollo, y ahora tenemos una patología más de tipo autoinmune, como la celiaca, que son más propias de la civilización".
El congreso abordará temas de tanta actualidad como las intolerancias alimentarias tan presentes ahora en los niños. Ribes no dudó en afirmar que "ahora diagnosticamos más intolerancias, pero también hay más porque son un tipo de patologías que tienen mucho que ver con el entorno en el que estamos y con el medioambiente. Tenemos un entorno muy limpio y no favorece el desarrollo del sistema inmunológico". Recordó que hay estudios ingleses que demuestran que "niños criados en granjas tienen muchas menos alergias que los de ciudad". También reconoció la importancia de respetar la introducción paulatina de determinados alimentos a los bebés. "Un niño con un sistema digestivo bastante inmaduro que toma leche animal antes de los seis meses es más fácil que desarrolle una intolerancia que si los toma a partir del medio año", dijo, pero advirtió que "tampoco es bueno retrasarlo todo demasiado; la lactancia materna protege un poco del desarrollo de intolerancias, pero tampoco es bueno introducir tarde los alimentos. Hay que hacerlo poco a poco, de forma progresiva, a partir de los cinco seis meses".
Sobre otro tema candente, la obesidad infantil, Ribes recalcó que "tenemos unas de las poblaciones de Europa con más sobre sobrepeso infantil, más del 30% en los mayores de 8 años. Y de esos niños, ya sabemos que un porcentaje importante va a desarrollar un hígado graso, que a su vez puede evolucionar en cirrosis. Hoy mismo nos contaban que en EEUU ese porcentaje empieza a ser abismal". Sobre todo recalcó la necesidad de equilibrar la comida con el gasto energético. "No hay una relación adecuada entre lo que se come y lo que se gasta. Los niños deben tener más actividad".
