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"Cantaron antes de irse", dice el camarero de una sidrería que atendió al grupo

"No me lo puedo creer todavía, claro que les recuerdo, estuvieron aquí con nosotros comiendo el sábado. Reservaron a las dos, pasaron como una despedida de soltero normal, educados. Al marchar sí se pusieron a cantar un poco porque estaban muy animados y simpáticos", relató uno de los camareros que les habían servido la comanda, empleado de una sidrería ubicada frente al paseo del Muro, cercana a la escalera 7 de la playa de San Lorenzo.

Pasadas las doce del mediodía, el grupo de amigos había llegado a la estación de Renfe de Gijón. Poco después, el fallecido y sus amigos se instalaron y dejaron sus pertenencias en las habitaciones del hotel Begoña que habían reservado para pasar su despedida de soltero. Tras dejar el equipaje en sus habitaciones, salieron a visitar la ciudad para, poco después, compartir con todos los amigos, al menos catorce comensales, un menú netamente asturiano: cachopo, calamares afogaos y una ensalada templada de setas.

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