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BELÉN ROZA | Directora de la Escuela de Idiomas de Gijón

"La Escuela de Idiomas estuvo tan llena que nos planteamos llevar aulas a la Laboral"

"Tenemos alumnos de todo tipo, como amas de casa que estudian para visitar a sus hijos en el extranjero y poder hablar en otra lengua"

Belén Roza, delante de la Escuela Oficial de Idiomas. JUAN PLAZA

A pesar de que Belén Roza no fue nombrada directora de la Escuela Oficial de Idiomas de Gijón hasta el año pasado, esta profesora de inglés lleva ya dos años al frente de la institución educativa a la que acuden cada año más de 3.000 alumnos. "Estuve un tiempo en funciones y luego asumí la dirección como un reto", explica esta docente que ha pasado por las escuelas de idiomas de Gijón, Avilés y Oviedo. Además, desde 2008 y hasta 2013 trabajó como asesora de educación en la embajada de España en Irlanda.

-¿Cómo ha sido la experiencia este primer año que ejerce como directora?

-Hay que hacer un balance muy positivo. Hemos hecho un trabajo muy interesante y variado. La Escuela Oficial de Idiomas se están transformando. Es más que un centro para aprender. Aquí hay una vida social que atrae al alumnado de más edad. Las personas adultas necesitan, además de aprender idiomas, relacionarse y comunicarse. Y eso es algo que consiguen aquí. La Escuela de Idiomas es como una ventana que se abre a conocer otras culturas. Evidentemente quedan retos que nos planteamos.

-¿Y cuáles son esos retos?

-La escuela tiene ya 28 años. En su origen se ideó como una institución de tamaño medio, pero ahora mismo por las tardes, el horario de más demanda, tenemos todas las aulas ocupadas. No hay espacio físico disponible para más alumnos y es una de nuestras limitaciones. Tenemos 3.000 estudiantes y el edifico está totalmente ocupado. No podemos crecer, estamos limitados físicamente. Pero no es el único reto. Tenemos que mejorar lo que ya tenemos y no sólo en aspectos materiales o de renovación de instalaciones. También nos gustaría tener más recursos humanos en administración, donde sólo hay dos personas y en junio se ven saturadas por la avalancha de solicitudes de matrícula. Queremos que de una vez por todas se pueda hacer la matrícula por internet. Ese, por ejemplo, es un tema que la Consejería intenta resolver.

-¿Barajan una ampliación de las instalaciones?

-Sí, la hemos valorado. Como consecuencia de la crisis en el curso de 2012 la Escuela de Idiomas de Gijón tuvo su máximo apogeo, alcanzamos un número récord de alumnos. Ahí empezamos a pensar cómo ampliar el centro y vimos que era viable solicitar el uso de aulas disponibles en otros centros educativos de Gijón. Hablamos con la Laboral, donde había disponibilidad de espacio. La Consejería nos apoyó en esas conversaciones. El problema es que al año siguiente bajó la matrícula y nos conformamos con lo que teníamos. Ahora parece que volvemos a tener muchas más solicitudes y ese tema está pendiente. Debemos ir adaptándonos a lo que vaya surgiendo porque no siempre detectamos las mismas necesidades.

-¿Se notó entonces mucho la crisis en la EOI de Gijón?

-Claro. La crisis económica trajo consigo un "boom" por el estudio de idiomas. Los departamentos de inglés y alemán se vieron desbordados. Luego volvió todo a la normalidad y nos situamos de nuevo en los 3.000 alumnos. Estamos preparados por si hay nuevas necesidades pero de momento no necesitamos más.

-El alemán estuvo muy de moda entonces...

-Cuando anunció Angela Merkel que iba a haber mucho trabajo para los jóvenes cualificados muchos alumnos que eran universitarios o habían acabado sus estudios y sabían inglés vieron el alemán como una opción para completar su formación. Ahora mantenemos estable el número de alumnos, sin grandes incrementos. Este año sólo tuvimos 15 estudiantes más en este idioma.

-¿Qué pasa con las nuevas lenguas?

-Desde hace dos años enseñamos chino. La profesora de este idioma asume de forma experimental cinco grupos de estudiantes y da clase a unos cien alumnos. Ahora mismo hay tres niveles en chino. Nos gustaría poder ofertar otros. Muchos nos comparan con la Escuela Oficial de Idiomas de Oviedo, en donde también ofrecen italiano. Aquí también nos gustaría incorporar ese idioma pero de momento parece que la Consejería de Educación, que es quien decide, no lo ve viable. Con el tiempo veremos si se plantean nuevas opciones.

-¿Por qué se decantaron por el chino?

-Por un acuerdo que Educación estableció con una institución china. Muchos alumnos habían mostrado su interés por este idioma. Estamos muy satisfechos con el resultado que ha dado el curso. También hace poco que ofrecemos el nivel C1 de inglés. Hasta ahora sólo teníamos hasta el B2, pero estábamos obligados a dar un paso más y Educación lo vio bien. Tenemos un número de alumnos importante en este curso. El C1 un nivel difícil pero que se valora cada vez más. Hay certificaciones que se van minusvalorando con el tiempo. Tener un A2 ya no es nada útil, es poco para lo que se exige en el terreno laboral. El gran reto que tienen los alumnos de los cursos avanzados es el de poder trabajar por su cuenta.

-En Gijón se están poniendo muy de moda los grupos de conversación que se ofrecen incluso en bares y cafeterías. ¿Qué le parece este nuevo fenómeno?

-Me encanta. Lo ideal es que quien quiera aprender un idioma dedique parte de su tiempo diario a estar en contacto con esa lengua escuchando la radio o viendo películas en versión original. Es bueno practicar en vivo y en directo pequeños diálogos. El hecho de que se puedan hacer esas conversaciones es muy bueno para aprender. Todo lo que sea reforzar el tiempo de exposición al idioma es positivo.

-¿Siguen importando los idiomas a la hora de buscar trabajo?

-Cada vez más. Si miras las ofertas de empleo ves que para cualquier trabajo los necesitas. El inglés se lleva la palma pero ahora notamos mucho que los alumnos jóvenes ya vienen con una base y saber un poco de inglés ya se ve como algo muy básico. Todo el mundo asume como normal, a día de hoy, que quién busca trabajo sabe hablar este idioma.

-A la Escuela también acude gente que se toma las clases como un pasatiempo. ¿No?

-Viene gente mayor que no necesita el certificado para nada. Eso es lo bueno de las escuelas de idiomas, que cubren muchas necesidades. Tenemos alumnos jubilados que lo único que quieren es viajar y defenderse en otros idiomas cuando van por el mundo. También hay amas de casa, fundamentalmente mujeres, a las que les gusta poder ir a visitar a sus hijos al extranjero y hablar en otro idioma. Mucha gente viene también por socializar o por tener una vida activa mientras buscan trabajo. Podemos admitir alumnado de más de 14 años sin límite superior de edad. Además ofrecemos clases desde las nueve de la mañana hasta las diez de la noche y eso ofrece muchas posibilidades.

-¿Qué objetivos se plantean a corto plazo, de cara al curso que viene?

-Queremos reforzar el nivel C1 y algo el intermedio, pero estamos satisfechos con nuestros 122 grupos de alumnos. Además este año participamos en el proyecto "Erasmus +", con el que tratamos de internacionalizar la escuela fomentando los intercambios con otros centros. Este verano vamos a enviar a once profesores de distintos idiomas de nuestra escuela a formarse a un país extranjero para actualizar su metodología y aprender de otras instituciones en Reino Unido, Francia o Alemania. Y queremos seguir además nuestras actividades extraescolares.

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