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Recetas de las casas de La Asunción

El colegio edita con trabajos de plástica de los alumnos un libro de cocina con códigos QR que permiten conocer las historias familiares asociadas a cada plato

Recetas de las casas de La Asunción

El colegio de La Asunción tiene "en el horno" un precioso libro de cocina lleno de historias familiares y de emociones. Un libro a punto de ver la luz que comenzó siendo un proyecto de plástica con los alumnos de 5º de Primaria, fraguado por la profesora Mónica Delgado, que se extendió con el tiempo a todos los curso de Secundaria y que se ha convertido en una gran expresión de colaboración entre departamentos, en concreto entre el de artística y el de Informática. Porque el libro se presenta en un novedoso formato: cada página está compuesta de un dibujo que refleja una receta familiar de un alumno y un código QR que, una vez leído desde un móvil, muestra la receta al completo, con fotografías ilustrativas, vídeos explicativos de los propios alumnos e incluso técnicas de animación realizadas igualmente por los estudiantes.

El libro, y sobre todo el trabajo que hay detrás -convenientemente evaluado por los especialistas- ha despertado incluso el interés de la Universidad asturiana. El Departamento de Ciencias de la Educación -y en concreto las áreas de Educación plástica y Ciencias Sociales- están siguiendo el proyecto para incluirlo entre las buenas prácticas didácticas y de introducción de las nuevas tecnologías en el aula.

Mónica Delgado, profesora de Plástica, contagia pasión cuando habla de un proyecto que "ha sido realizado en un 90% por los alumnos. De ellos son los dibujos, ellos han subido la información a los sitios web y ellos mismos han generado los códigos". Pero sobre todo, suyas y de sus familias son las historias que sustentan este singular trabajo que de ser un proyecto escolar ha pasado a convertirse en "una especie de homenaje a todas esas abuelas que hacen galletas para animar a los nietos cuando están tristes; o se arman de paciencia para cocinar con los nietos al igual que hicieron con ellos".

Fue en el curso 2013/14 cuando Mónica Delgado, que entonces estaba realizando una tesis que trataba sobre Identidad, Patrimonio y Educación Artística, decidió recurrir a su amiga María Bueno, artista malagueña con premios de prestigio a sus espaldas, para que trabajar varios días con sus alumnos. Lo que pidió la artista fue que los escolares pensaran qué plato gastronómico les traía buenos momentos familiares. "Cuando ella llegó al aula, los alumnos ya tenían preparada la receta y entonces les dijo que recrearan plásticamente ese plato", explica Mónica Delgado. El resultado fue "increíble", dice la profesora. Por los dibujos y las historias que servían de aliño. Así supieron de esa abuela que disfrazaba un pavo en Nochebuena para darle el gusto a los niños, o conocieron las "Patatas a lo Esther", en referencia a "una señora que cuidaba hace muchos años al bisabuelo o tatarabuelo de mi alumna, y cocinaba las patatas de esa manera que a todo el mundo le gustaba. Así que la receta ha pasado de generación en generación y Esther forma parte de la familia, a través de la cocina, sin que ya queden personas que la hubieran conocido", cuenta Delgado.

La experiencia quedó plasmada en un primer cuaderno digital que registra las recetas y los dibujos y "como todo había ido tan bien, en los años siguientes llevé ese trabajo a las clases de Secundaria", dice la profesora. El resultado fue igual de bueno o mejor, explica Delgado, ya que "los adolescentes se caracterizan por una postura de desapego a la familia; no es nada grave, como yo digo es una gripe que hay que pasar a esa edad. Sin embargo, con este trabajo me hicieron llorar porque dejaban patente una conexión con sus familias, aunque fuera a través de una receta".

Delgado fue consciente, muy pronto, de que "teníamos material precioso". Pero demasiado para meterlo en un libro manejable y barato. Porque estaban las ilustraciones, la propia receta, las explicaciones añadidas de los alumnos, y otros muchos elementos que se habían trabajado como complemento. "Editar todo ese material implicaba un libro enorme a un coste que no podíamos permitirnos en el centro", cuenta la docente. La solución llegó con Mónica González, profesora de informática, que fue la que tuvo la "genial idea", dice Delgado, de crear códigos QR, para ahorrar espacio. De tal forma que con dedicar solo una página por receta "podíamos tener en el espacio web todo el espacio que quisiéramos para añadir historias".

El libro saldrá a la venta en pocos días, a un módico precio -lo justo para salvar el coste de la impresión- y ya todo el mundo podrá ver, por ejemplo, la receta de un dulce de membrillo comentado por Carlos Sanchís. "Mi madre siempre me contaba que el mejor dulce de membrillo era el que hacía su abuela, a la que siempre gustaba acompañar de queso gallego de Arzúa diciéndoles: dulce y queso sabe a beso'". Esa receta, que se creyó perdida durante años, fue recuperada hace unos meses ordenando una casa familiar, donde se encontró un recetario fechado en 1894 y ahora compartido con todo el colegio de La Asunción.

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