El neoyoquino Paul Collins (1954) destacó en la escena musical americana de los setenta con "The Nerves", uno de los grupos del "power pop" emergente. No ha parado desde entonces. Aún se le recuerda al frente de "The Beat". Mañana estará en Sala Albéniz (está programado también el grupo gijonés "Peralta), a partir de las nueve y media de la noche, al frente de su banda.
-¿Qué escucharemos en este concierto?
-Pues, mira, estoy muy contento porque llevo una banda espléndida. Se sabe casi todo mi repertorio, así que hacemos un poco de todo: desde los comienzos, con "The Nerves", hasta ahora. Todos mis discos están representados. Creo que está muy bien, redondo.
-¿Cómo recuerda aquellos años de "The Nerves" y el "power pop", tan característico de toda una época?
-Como suele suceder con todos los recuerdos de juventud. Por un lado, era una maravilla, y por otro, un poco difícil para trabajar. En los comienzos de una apuesta musical siempre te miran con los ojos cruzados. Poco a poco empezamos a triunfar y seguimos con nuestra música. Fue una época en la que aprendí mucho, así que me sentía muy bien. Y allí estaba el tipo de rock and roll que yo he hecho.
-Se dice de sus conciertos que son siempre una celebración del rock and roll, pero ¿qué es exactamente para usted el rock and roll?
-Bueno, el idioma del rock and roll es muy amplio. Realmente es la música popular de nuestra generación, la que todo el mundo lleva en su corazón y recuerda cuando trabaja, besa a una chica o mira algo bonito. Ahí está siempre una de estas canciones. Y para mí, el rock and roll son temas, melodías, armonías bonitas. Y también las baladas o los temas con marcha.
-¿Y ha sido la música del siglo XX?
-Es una pregunta para los profesores de Historia. No sé. Hay tantas músicas, así que no puedo dar una respuesta concreta. En mí caso, es así.
-Hay quien dice de usted y de su banda estaban ya en el indie rock antes que grupos como "Pixies" o "The Smiths".
-En los comienzos, en los setenta, estaba la música de toda la vida de los grupos grandes, tipo "Santana". Y luego estaba una "nueva ola", con grupos punk por un lado, como "Ramones", "Sex Pistols" o "The Clash", y por otro grupos más tranquilos, como nosotros, "The Nerves". Empezamos a sacar discos en pequeños sellos independientes, y fue así como surgió la palabra. Más tarde es cuando toma ya otra significación.
-¿Por qué decide en los años ochenta instalarse en España, en concreto en Madrid?
-Era una muy buena elección. Nueva York estaba muy bien y allí hice un contacto que me llevó a Pepe Bujana. Él era realmente uno de los fundadores de la "movida" en España porque traía grupos como el nuestro. En fin, todos los nuevos grupos americanos de los ochenta pasaban por sus manos. La historia es larga pero la resumo: mi madre es una artista y, mientras visitaba en su casa a una galerista, hablan de mí y de que soy cantante. La chica le dice a mi madre que no se lo puede creer, que su novio anda buscándome por todos lados. Era el socio de Pepe y tenían su propio sello musical. Total que organizamos una cena en Nueva York. Así que montaron una gira para traernos a tocar en Madrid, en 1984, en la sala Rock Club. Lo pasamos tan bien que estuvimos tres años seguidos aquí.
-Se integró rápidamente en la Movida...
-Y era fantástico, tío. Fueron años de mi vida muy bonitos, en los que me divertí muchísimo. Llegué a España en el mejor momento.
-Y, desde entonces, a caballo entre Madrid y Nueva York...
-He vivido en Madrid de seguido entre 2001 y 2008, ahora estoy en Nueva York. Mis dos exmujeres son españolas y tengo un hijo de madre española, así que España está muy dentro de mi sangre.
-Hay quien afirma que en sus últimos trabajos hay un regreso a sus orígenes musicales. ¿Comparte esa opinión?
-Si de verdad dicen eso, no tengo más remedio que aplaudir. El reto es siempre el mismo: componer una buena canción. La verdad, no me quejo de ese comentario.
-¿Qué le pide a sus canciones? ¿Cuándo está satisfecho?
-Es el deporte más duro. Tienes que tener muchas piernas. Hay quien dice que ha de ser como la minifalda: no enseñarlo todo, pero sí lo suficiente para que resulte interesante. En serio, una canción tiene que poseer sustancia, los ingredientes necesarios: buena letra, buena melodía... Algo puro y duro.
