En 1920 Gijón vivía entre semillas, abonos, ganado y maquinaria agrícola. Eran los años en que no existían las desbrozadoras, las guadañas se vendían en paquetes de cincuenta en cincuenta y los pollitos los compraban como caramelos porque poca gente había sin un huerto o ganado cerca de sus hogares.

Era el año en que Cofan y Cía., una de las tiendas agrícolas y de jardinería con solera de la ciudad, abría sus puertas como punto de encuentro para los ciudadanos de la zona rural que bajaban a Gijón en busca de productos y, sobre todo, consejo de la familia Sánchez de la Viña. El negocio puesto en marcha por los hermanos Octavio y Ramón, en compañía de otros socios, cerró ayer sus puertas de la Carretera de la Costa casi un siglo después.

Al menos sus puertas físicas. Nacho Sánchez de la Viña, nieto de los fundadores, ha optado por dar un giro al negocio enfocado a desplazarse a casa del cliente y seguir suministrando los mismos productos. Porque aquella tienda que era casi lugar de debates agrícolas ya no tiene mucha cabida en el Gijón turístico e industrial.

El primer establecimiento de Cofan y Cía. hay que ubicarlo en la plazuela de San Miguel, en unos años en que el mercado agrónomo gozaba de gran salud. Toda la zona rural acudía a este comercio familiar en busca de soluciones o maquinaria. Tanto era el auge que llegaron a tener un taller a pleno rendimiento, con dieciocho trabajadores, para la fabricación de máquinas. Ordeñadoras, segadoras de peine, descorchadoras de botellas de sidra para los chigres o incluso trituradoras de manzana para los llagares. No había problema para el que no tuviesen solución detrás del mostrador.

Los días de más afluencia, recurdan en Cofan, eran los jueves. "Era el día en que los paisanos bajaban a Gijón para hacer sus compras y aprovechaban para irse a comer por ahí, a beber con los amigos y?" sonríe Nacho al reproducir las anécdotas contadas por su padre y maestro, Octavio. De esas tiene muchas. Risas acumuladas y un continuo aprendizaje tras el mostrador. "Antes había más tertulias en la tienda. Alguien venía y me preguntaba por cómo se podaba el tomate. Otro cliente, que lo escuchaba, intervenía y daba sus ideas y explicaba su técnica, incluso aconsejaba. Era muy común", sostiene no sin incidir en que ha aprendido "mucho de los clientes estos años".

Semillas de berza asturiana, tomates de Somió, fabes de la granja, guisantes. Incluso árboles frutales salían de Cofan. Además, la familia lleva a gala ser el primer comercio que introdujo en la ciudad los bulbos holandeses que germinan en tulipanes y narcisos. Y para protegerlo todo, también vendían artículos fitosanitarios e insecticidas. Unas elaboraciones que con la tendencia a lo ecológico fueron variando.

"El autoconsumo es recomendable y saludable porque sabes lo que comes y de qué está hecho. Ahora parece que hay un repunte de los huertos ecológicos y sería bueno para todos", defiende Nacho Sánchez de la Viña, quien ya acumula clientes para esta nueva etapa de Cofan y Cía., que florece con un siglo de experiencia en sus raíces. "Seguiremos con servicios de jardinería, de poda y tratamientos fitosanitarios.Vamos a trabajar más a gusto y el cliente saldrá ganando. Hay que adaptarse a los tiempos", explica el heredero del negocio familiar sobre su nuevo proyecto. Lo hace entre figuras de jardín, rastrillos, mangueras, palas y segadoras. Los últimos recuerdos materiales que quedan en la tienda.

Cofan y Cía. cambia las tornas e irá a llamar a la puerta de sus clientes. Incluso estrenará web. La proliferación de comercios agrícolas, la subida del precio del alquiler del local y el éxodo rural durante tantos años motivó esta decisión que se comenzó a barruntar hace dos años. Un dictamen que llega con el beneplácito, y "con todo el dolor de su corazón", del que sigue siendo el alma del negocio, Octavio Sánchez de la Viña que tomó el relevo, junto a su esposa Marilar Ezama, también de su padre y cedió el testigo a su hijo para "que aprendiera lo que es la vida".

Nacho comenzó de joven de pinche, a los 16 años, en el verano. Y regresó a los 23 años tras una conversación con su padre y un bagaje laboral a cuestas en distintas lides. "Aquí hay mucho que hacer. Las cosas están duras pero si te lo curras podrás sacarte un sueldo", recuerda, con lágrimas en los ojos, que le dijo su progenitor. Aceptó el envite. "Hubo momentos mejores, otros peores pero estoy muy orgulloso de haber trabajado con él", reconoce poco antes de emocionarse del todo al hablar de un hombre "constante y profesional" al que ha inundado la pena por bajar la persiana pero que siente orgullo por la nueva etapa que emprenderá Cofan y Cía.