La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El estadio de El Molinón fue inaugurado ocho días antes de la huelga de 1917

El Comité Revolucionario lo formaban Melquíades Álvarez, Eleuterio Quintanilla, Manuel Llaneza y Teodomiro Menéndez

El estadio de El Molinón, ya con tribuna en su inauguración.

Tras la etapa expansiva de las vacas gordas gracias al "oro negro" llegaría después la de las vacas flacas con una grave crisis económica y laboral. Y así, decenas de miles de asturianos tuvieron que decidirse a coger los vapores trasatlánticos que salían de El Musel con destino a Cuba, Argentina y México, ya que en su tierra natal no había oportunidades para prosperar. Un siglo después, la historia vuelve a repetirse, con la sangrante diáspora intelectual de nuestros jóvenes más preparados a otros países, en busca de trabajos dignos y bien remunerados.

El panorama internacional no era muy diferente ya Estados Unidos se involucraría en la guerra europea, mientras que Lenin daría un golpe de Estado con la toma del Palacio de Invierno -a fin de resolver el problema del hambre y la falta de libertades, con la promesa de devolver el poder al pueblo- por lo que confinó en Siberia a toda la familia del zar Nicolás II y toda la familia Romanov, quienes meses después serían asesinados. Pero el tiempo siempre deja a todos en el sitio histórico que les corresponde.

Molinos, vacas suizas y cerdos ingleses en las marismas del Piles. El hijo de Mateo Alvargonzález y Pérez de la Sala (1781-1847) -el primer conservero español de pescado fue gijonés- Romualdo Alvargonzález Sánchez tuvo muy claro que las aguas del río que desembocaba en las marismas del Piles tenían un gran futuro, por lo que adquirió una finca denominada "El Molinón" por su gran extensión y fundó la empresa "La Hormiga", de conservas alimenticias. Allí abrió un nuevo cauce al río para que desembocase en una laguna cerrada con compuertas de donde conseguían el pescado para la fábrica. Tras instalar una turbina montó un molino de harinas, complementado con árboles frutales y establos de vacas suizas y cerdos ingleses, tal era su desbordante iniciativa industrial diversificadora.

De ahí que su tenacidad emprendedora -tal como ha dejado constancia escrita el cronista oficial de Gijón, Joaquín Alonso Bonet- fuese secundada por otros y allí se estableciesen más de una docena de molinos, uno de ellos el del inglés Rimmel. En un campo vallado con maromas playeras en aquella amplia explanada, los jugadores del Real Sporting celebraron los primeros partidos hacia 1908. Si se da por buena esa fecha, evidentemente el campo del Sporting es el más antiguo del fútbol español.

La inauguración oficial del estadio de El Molinón. Ya en el nuevo estadio con tribuna, el 28 de julio de 1917 la Asociación Gijonesa de Caridad organizó un concierto al aire libre con la actuación de los cantantes gijoneses Servando Bango y Paco Meana que interpretaron "Maruxa", zarzuela que estaba siendo representada en el Teatro Dindurra por la compañía de Guerrero-Días de Mendoza.

El 5 de agosto de 1917 se procedió a la inauguración oficial del estadio de El Molinón -siendo presidente del Real Sporting de Gijón Manuel J. González- con una misa solemne que ofreció el arcipreste de Gijón y párroco de San Lorenzo, Ángel G. Valdés. En el altar se había colocado una imagen de La Inmaculada y a su lado los escudos de Pelayo y de la Cruz de la Victoria. Después de la misa fue bendecida la bandera del Real Sporting que tenía los mismos colores que los de Gijón. Además de las autoridades locales, no faltó la presencia de los regimientos del Príncipe y Lealtad, junto con un escuadrón de caballería de Talavera que ya había llegado a Gijón a principios de mes al Regimiento del Rey, al mando del coronel Manuel Suárez Valdés, a fin de frenar la conflictividad social.

Ocho días después empezó la huelga de 1917. Los trabajadores padecían el endurecimiento de las actitudes patronales, con un peligroso repliegue hacia actitudes más conservadoras y reaccionarias. El empresario Secundino Felgueroso -quien antes había apoyado al Partido Reformista- le devolvió su acta de diputado provincial a Melquíades Álvarez, al repudiar que el prestigioso político gijonés no desautorizase la huelga que fue iniciada ocho días de la inauguración del estadio de "El Molinón", aquel 13 de agosto en que quedó Gijón sin barrenderos, sin periódicos, sin ferrocarriles, sin tranvías y sin alumbrado público, además del cierre de chigres y bares a las nueve de la noche, lo que en plenas Fiestas de Begoña motivó rebeldías cívicas que ocasionaron detenciones. El Comité Revolucionario en Asturias estuvo formado por: Melquíades Álvarez (PR), Eleuterio Quintanilla (CNT), Manuel Llaneza (UGT) y Teodomiro Menéndez (PSOE).

En el manifiesto de la UGT y de la CGT y el Partido Socialista Obrero Español quedaba claro que la reivindicación final era la caída de la Monarquía y la implantación de la República: "Pedimos la constitución de un gobierno provisional que asuma los poderes ejecutivos y moderados; y prepare, previas las modificaciones imprescindibles de una legislación viciada, la celebración de unas elecciones sinceras de unas Cortes constituyentes que aborden, en plena libertad, los problemas fundamentales de la construcción política del país. Mientras no se haya conseguido ese objetivo, la organización obrera se halla absolutamente decidida a mantenerse en su actitud de huelga".

El gobierno decretó el Estado de Guerra en toda España y en Asturias tomó el mando el general Ricardo Burguete, quien tuvo a sus órdenes a Francisco Franco. La represión militar, con utilización de metralletas que dispararon contra los trabajadores, ocasionó más de un centenar de muertos y más de dos mil detenidos en toda España.

Se iba a iniciar así una larga etapa de conflictos sociales con una constante cascada de huelgas, Del que sería presidente de la Asociación Patronal Gijonesa, Enrique Cangas García escribiría el periodista reformista Antonio Oliveros que "Cangas se apoyaba en la Guardia Civil y los sindicatos en la huelga revolucionaria contra Cangas".

No fue el Ayuntamiento ajeno a todo aquello y el día 17 de agosto -en una sesión presidida por el alcalde Santiago Piñera Alvargonzález- la Corporación se posicionó políticamente: los conservadores calificaron la huelga de "revolucionaria, sediciosa y anárquica" y tras elogiar la correcta conducta que la clase trabajadora estaba demostrando en sus reivindicaciones laborales recibieron la adhesión de los jefes de las minorías reformista y republicana.

Meses después el Ayuntamiento se vio obligado a abrir la Oficina Municipal de Subsistencias, que dicha sea la verdad que de bien poco sirvió porque ni logró frenar el encarecimiento de los precios, ni tampoco el normal abastecimiento de las tiendas lo que abrió el paso a los estraperlistas de productos extranjeros que encontraron un mercado ansioso de alimentos por el que pagaba todo lo que se le pidiese por superar aquella hambruna.

El patriótico decálogo del buen español para consumir sólo productos del país. Ante semejante situación algunos periódicos publicaron "El Decálogo del buen español", un patriótico alegato chauvinista consistente en los siguientes puntos: "En tus compras más insignificantes no pierdas jamás los intereses de tus compatriotas y de tu patria. No olvides que cuando compras un producto extranjero, aunque sólo gastes una peseta, disminuyes en dicha suma la fortuna de tu patria. Tu dinero sólo debe beneficiar a los industriales y obreros españoles. No profanes la tierra española con la presencia y el uso de máquinas y herramientas extranjeras. No permitas en tu mesa carnes o grasas extranjeras que causarían perjuicio a la ganadería española. Escribe sobre papel español, con una pluma española y papel secante español. No te vistas sino con telas españolas y no compres sino sombreros españoles. La harina española, los frutos españoles, el vino español son los únicos que dan fuerza española. No bebas más que cerveza, sidra y vinos españoles. Que las propagandas extranjeras no te aparten jamás de la observancia de estos sabios preceptos. Vive siempre en la convicción de que los mejores productos, los únicos dignos de un ciudadano de España, son los productos españoles".

¡Qué país, qué paisaje y qué paisanaje!

Compartir el artículo

stats